Final

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La mañana llegó poco después de una hora, los rayos del sol iluminaron el cuarto de cierta castaña que dormía con una sonrisa en su rostro. Cuando la luz empezó a ser molesta, abrió sus ojos y contempló su lado vacío de la cama, pero simplemente volvió a acostarse con esa sonrisa cálida aún en su rostro.

El lado de su cama estaba un poco caliente, ella sabía que su novio se había quedado con ella toda la noche y había partido temprano para que nadie lo descubriera. Recordó su noche anterior y se sonrojó, agrandando su sonrisa antes de levantarse e ir a tomar una ducha para luego vestirse.

Estando ya por salir de su cuarto se dio cuenta del pequeño obsequio en su escritorio, era una caja negra con bordes blancos y listón rosa, igual a los colores su traje. Lo abrió y sacó el objeto en su interior.

Se trataba de una cadena con gemas rosadas y verdes, no esperaba algún regalo por parte del peliverde, tampoco se sorprendió al ver las gemas reales en el collar, lo que la sorprendió fue el hecho de que ese collar lo habían visto juntos en su primera cita. Luego de que pasaran por una joyería, la castaña se detuvo a mirarlo por un momento sin que su novio se diera cuenta, o al parecer eso creyó porque ahora tenía la prueba de que su amado si había estado atento a ella en cada momento de su cita.

Apretó la cadena contra su pecho y se limpió la lágrima que cayó por su rostro con una sonrisa cálida, esa había sido la mejor Navidad de todas. Pero las sorpresas no había acabado.

*Toc toc

Unos golpes sonaron en su puerta, se colocó en collar con cuidado antes de abrir la puerta, encontrándose con los dos infantes que se habían quedado dormidos en el sofa la noche anterior.

Eri: ¡Ochako! - chilló abordandola en un abrazo antes de separarse y alzar algo en sus manos - ¡mira lo que nos trajo santa!

Kota: ¡No pensé que nos traería algo pero me equivoqué! - exclamó haciendo lo mismo.

La castaña quedó impresionada y a la vez confundida por el regalo de ambos niños, los cuales resultaron ser un peluche y una figura de acción, ambos del peliverde que tanto amaba y había salvado la vida de esos niños.

Se preguntó cómo era que los tenían, tal vez alguien había dejado el regalo frente a ellos sin que se dieran cuenta, se le ocurría algunas personas capaces de hacer eso, pero a justo en eso las respuestas llegaron a ella.

Eri: Aunque no pudimos ver a Santa, nos alegra mucho que nos haya traído regalos - comentó abrazando su peluche - y gracias por habernos llevado a la cama

Uraraka: ¿Eh? ¿no durmieron toda la noche en el sofá? - preguntó confundida.

Eri: No

Kota: Cuando despertamos estábamos en la habitación de Deku y frente a nosotros estaban los regalos. También nos dejó una carta - le entregó la hoja.

Eri: Venía pegada a uno de los regalos

La carta decía lo siguiente

Para Eri y Kota:

Ellos me hicieron cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora