I. Nuevo comienzo

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Todo empezó desde el día que mi madre se enteró de la verdad y de cómo me sentía. Aún recuerdo su mirada de desprecio y de asco como si hubiera sido ayer. Sus palabras se clavaron en mi mente y alma, como si fueran cuchillos atravesando mi pecho, uno tras otro.

En aquel momento el mundo se me había caído encima, como si de repente fuera un océano tranquilo y de la nada empieza a haber una tormenta eléctrica muy fuerte... tan fuerte que parece que nunca tendría fin, pero todas las tormentas llegan a su fin, ¿no?

Bueno, eso es lo que quería pensar por aquel entonces.

Me pasé un año haciendo los estudios en casa, no quería salir, tampoco tenía fuerzas para ello, solo quería largarme a llorar a mi cama, levantarme de la cama ya suponía un esfuerzo demasiado grande para mi pequeño cuerpo.

Si tan sólo aquel día no hubiera ido a aquella estúpida reunión del instituto... todo sería distinto. Ahora ni me dirige la mirada.

Aunque por otra parte agradezco que mi otra madre esté conmigo, o al menos, no me mire mal pues está muy ausente y cuando tiene tiempo al menos intenta animarme.

Si tan solo yo... pudiera estar agusto conmigo mismo, todo sería tan distinto.

En aquella época intenté razonar con mi madre, la de cabellos morados que no puedo ni mencionar pero... simplemente apago esa poca luz que quedaba dentro de mi.

Un año después logré irme de casa, independizarme aunque Yae intentaba que no me fuera pues ella era la única que realmente me quería, no podía aguantar más tiempo ahí por lo que esta cedió y me ayudó con los gastos principales para irme de casa, también me ayudó a encontrar un trabajo a medio tiempo en una cafetería cercana a donde vivo actualmente.

Decidí volver a clases presenciales aunque, esta vez no quería saber nada de nadie, me di cuenta de que la humanidad estaba podrida, de que era horrible, tanto como ella.

...

[Actualidad]
(17 años tiene Scaramouche)

Me encontraba caminando vagamente en dirección a mi instituto, el cual hace un año que no voy, pero como me permitieron tomar las clases en casa pasé de curso.

Al ser el primer día de clases tan sólo llevaba una bolsa de tela con un cuaderno, un boli, un plátano, una botella de agua y las llaves de mi apartamento.

Hoy no me había puesto nada especial por ser el primer día de clases, algo que hace un año habría echo con ilusión. Simplemente llevaba un pantalón que me llega hasta las rodillas, con una cadena colgando de este, luego, una camisa gris un poco arremangada y unas botas, negras.

Estaba con los auriculares puestos escuchando canciones de Cavetown, es uno de mis cantantes favoritos y es como un lugar seguro para mi.

Noté como ya había llegado tras unos minutos de travesía, mi apartamento no quedaba muy lejos del instituto.

Podía notar como algunas miradas se dirigían hacia mi mientras iba a mi clase correspondiente, eso me ponía algo nervioso y enfadado, ¿por qué no pueden pasar de mi?

Una vez llegué a mi clase me senté en uno de los asientos que están en última fila, pegado a esquinita, comcretamente a la pared que no tenía ventana. Es en donde podría pasar por más desapercibido.

Poco a poco algunos de mis compañeros de clase fueron llegando, al principio no notaron mi presencia y eso lo agradecía un montón... hasta que Tartaglia vino y se giró a verme sorprendido.

🦋| Boys will be bugs [ Kazuscara ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora