¿Por qué? tú

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Es algo extraño estar de nuevo en esta casa. Tan solo al entra, puedo sentir este ambiente nostálgico, que me recuerda la hermosa infancia que tuve. Rodeado del amor de mis padres, de mis abuelos y de mi familia en general, de mis amigos, pero sobre todo de ti.

Me doy cuenta de que es imposible para mí, pensar en esta casa, sin pensar en ti. Porque en cada recuerdo que tengo de ella, tu estas ahí, como si invadieras en mi cerebro y colmaras cada parte de él.  

Desde que tengo memoria, fuiste la única constante que se repite en mi vida, sin importar que estuvieras ahí. Desde que aprendí a caminar, cada vez que te rogaba que te quedaras un ratito más conmigo antes de volver a tu casa; porque, aunque estuvieras a unos metros de distancia y te vería al día siguiente, para mí estabas a una eternidad de distancia. 

No sé si era la exageración de un niño pequeño, que todo lo ve diez veces más grande de lo que realmente es, pero para mí era casi una tortura el tener que dejarte ir y contaba las horas para volverte a ver al día siguiente. Y no imaginas mi desesperación cuando te ibas de visita a casa de tus otros parientes, porque sabía que no te vería en todo el fin de semana, por eso trataban de ocultarlo para que yo no llorara y tu pudieras ir tranquilamente; hasta notaba tu ausencia y mi madre debía llamar a casa de tu abuela, para que pudiera estar tranquilo escuchando tu voz.

Aun no entiendo, como tan solo con tu voz, lograbas calmar a ese pequeño histérico que se te pegaba como garrapata. Y, aun así, siempre estuviste ahí para mí. Me cuidaste, me enseñaste, me acompañaste, me hiciste crecer contigo, me acercaste los demás y me hiciste perder el miedo a conocer a gente nueva, me consolaste cuando más triste estaba, me defendiste cuando intentaron lastimarme, me calmaste en mis momentos de ira cuando otros intentaron lastimar a mi ángel y en tantos otros momentos en que me deje llevar por mi impulsividad. 

Porque, aunque hubiera crecido, nunca terminé de madurar, porque tu estaba ahí para cuidarme y creí que así siempre seria. 

Tal vez por eso te fuiste, porque ya no podías cuidar de este niño tonto que no deja de arruinarlas cosas de forma compulsiva y que espera que todo se resuelva con un "lo siento, no era mi intención".

Quisiera saber qué fue lo que sucedió ese día, porque una parte de mi está seguro de que fui yo el culpable de todo esto. Se que hice algo ese día, pero fui tan estúpido, que tomé hasta perder la cabeza, con la excusa de ser mi última fiesta antes de casarme y ahora es todo un recuerdo borroso. Solo tengo un conjunto de imágenes sin conexión, que me traen dolor de cabeza y un mal sabor de boca, imágenes donde puedo verlos a ustedes dos, y a alguien más, pero todo se mezcla. Y, por otra parte, una pesadilla donde veo en ti esa mirada, mientras veo caer lágrimas de tus ojitos.

Esa pesadilla me acompañe desde el ultimo día que te vi, es la que me provoca perder el sueño por las noches, haciéndome despertar asustado, mis pulmones se aprietan y mi corazón late desenfrenado. Es ese, el único momento, en que mi lobo despierta, y no hace más que removerse inquieto en mí, aullando en busca de una respuesta tuya.

Y lo único que puede calmarme es un abrazo de mi ángel, mientras suelta sus feromonas para tranquilizarme, así puedo volver a respirar y mi corazón vuelve a latir con normalidad.

Pero, aunque ella me abrace el resto de la noche, aun puedo sentir a mi lobo en mi interior aullando con un sentimiento que aún no puedo descifrar, porque el ya no me dice nada y simplemente desparece. Y no vuelve hasta la siguiente pesadilla o hasta mi celo, pero no aparece en ningún otro momento, ya ni siquiera se puede percibir mi aroma natural.

Todo cambio tanto cuando te fuiste y es el quien me lo confirma, porque siempre fuiste tu quien pudo contenerlo, calmarlo y emocionarlo.

Y temo tener ese pensamiento, porque siento que es una traición hacia ella, porque mi lobo no la percibe de la misma forma que a ti, y algo me dice que nunca lo hará.

Y también me asusta pensar que esa pesadilla, pensar que pueda ser real, porque eso significaría dos cosas; que yo soy un monstro que hace cosas estúpidas por su propio bien sin importarle a quien lastima, y que les hice algo horrible a las dos personas más importantes que tenía en mi vida. 

Se que debo dejar de pensar en ello y confiar en lo que tengo, pero sigue estando ahí esa extraña sensación, como un recordatorio de lago importante que debía hacer, pero no recuerdo el que.

Pero elijo seguir y pensar en los buenos recuerdos, y que en algún momento voy a volver a verte y te pediré perdón por actuar como un maldito idiota. Y ahí podremos volver a como éramos antes, donde tú eras el rollito de sol que iluminaba mi vida y me llenaba el alma. Volver a cuando éramos nosotros tres, en medio de todo el mundo, sin importar nada de lo que dijeran los demás, como tú nos enseñaste.

Por eso tengo la esperanza de encontrarte aquí, en esta ciudad, en nuestro hogar. 

Y voy a volver a ser yo, porque tú no te fuiste solo, te llevaste contigo una parte de mí. Esa a la que le gustaba cantar y bailar, la que siempre estaba dispuesta a hacer cualquier locura con tal de verlos felices riendo de mis ocurrencias. Te llevaste mi espontaneidad y mi creatividad, dejándome solo mi estúpida competitividad y la terquedad de querer seguir como si nada. como si el haber dejado de hacer todo lo que más disfrutaba, lo que disfrutaba hacer con ustedes dos, pero tú ya no estas para disfrutar con nosotros, conmigo.

Probablemente estoy exagerando, pero estar en mi habitación después de tanto, me hace recordar los momentos que pasamos componiendo y cantando juntos. Cuando cantábamos a dueto, mientras veíamos las estrellas en espera del amanecer. O cuando apenas éramos unos preadolescentes, en los que nos sentábamos en el pórtico de tu casa, a ver caer la lluvia, tomando chocolate caliente que nos preparaba tu papa, mientras me cantabas esa canción. Y en la noche, dormíamos juntos en tu habitación, con el sonido de la lluvia de fondo. 

Aun puedo recordar cómo me mentías, diciendo que estabas bien, cuando yo sabía perfectamente que no era así. cuando tu habitación se iluminaba por la luz de un rayo tu ya temblabas porque sabias lo que se aproximaba y como siempre fuiste tan obstinado, nunca admitirías que te daba miedo ese sonido estruendoso de los relámpagos. Así que simplemente te abrazaba y tú te aferrabas a mi escondiendo tu cara en mi pecho, yo sonreía enternecido por tu actitud, ya que tu solías ser el que hacía esto por mi cuando era más pequeño. Y al fin podía ser yo quien te protegiera a ti. 







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-[...]dormíamos juntos en tu habitación








Déjame ir (kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora