𝑨 𝑵𝒆𝒘 𝑩𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈 ☆ [Editando]

⋆☆⋆ ━━Adhara

adhara

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Adhara se encontraba en su habitación, en la cabaña de su abuelo Tony, en New York. El clima de ese día le favorecía a la situación.

Se imaginaba que es lo que estaría haciendo, podía estar en Hogwarts asistiendo a clases, sobresaliendo como siempre.

Podía estar con su hermano y sus mejores amigos en el colegio haciendo bromas para los que les caen mal o simplemente para los desafortunados que caían en ellas.

Podía estar en las cocinas del colegio tomando una taza de chocolate caliente junto a su hermano y amigos contando anécdotas y riendo. Podía estar jugando quidditch felizmente o simplemente viendo y apoyando a su hermano y a sus amigos.

Podía estar escribiendo algunas cartas a su mamá y a Steve, contando cómo les iba en el colegio o de alguna broma que junto a su hermano y amigos hicieron y de cómo los castigaron, etc. De cómo les iba a ellos con el trabajo, preguntando por su hermanito Arcturus, por cómo le iba con el embarazo o si ya tenían un nombre para su hermanita.

Podía estar en su habitación del colegio pensando en cómo se pasarían las vacaciones, si estarían en Londres o en New York. Podía estar haciendo infinidad de cosas, pero aún así, se encontraba sentada en el frío piso de su habitación apoyada en la cabecera de un lado de su cama, viendo un álbum de fotos concentrándose en revivir cada momento qué pasó en cada foto, sin importarle qué eso sólo la destrozaba aún más.

Todo el día se sintió incómoda, aún cuando tenía a su familia y amigos acompañándola en ese día. Ella lo único que quería era encerrarse en su habitación sola, con sus ojos levemente rojos y labios secos, no quería la compañía de nadie, solo estar sola.

Su mama siempre le decía a su hermano y a ella, que cuando una persona muere se convierte en una estrella y que cada vez que miraran al cielo y vieran la estrella mas brillante es porque esa persona que murió los está cuidando. Y aunque le encantaba cada vez que lo decía, en ese momento lo odiaba.

Seis metros nunca se habían sentido tan lejos.

Y si, tal vez estaba exagerando pero para ella su mundo se vino abajo el día en el que le dijeron esa horrible noticia.

Se quitó las lágrimas que se le habían escapado por todos sus pensamientos cuando escuchó que tocaban su puerta, para luego dirigir sin ánimos su mirada hacia la puerta que se había abierto, dejando ver a la persona que había entrado.