𝑨 𝑵𝒆𝒘 𝑩𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈 ☆ [Editando]

𝟬𝟮| The Argent

two

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A la mañana siguiente, los hermanos Diggory se levantaron temprano para así poder desempacar sus pertenencias.

Adhara se encontraba en su habitación acomodando sus pertenencias en sus lugares correspondientes. Primero empezó acomodando su armario, después acomodo sus libros —cabe aclarar que son libros que ella ha comprado o le han regalado, por eso no están en la biblioteca de la casa— una vez que terminó con sus libros empezó acomodar su maquillaje y accesorios, por último acomodo todo sus objetos personales, y al final se puso a decorar su habitación.

Regulus igual que su hermana se encargó de acomodar primero su armario y después sus pertenencias personales, y al final se encargó de decorar su habitación.

Una vez que el terminó, fue a la habitación de su melliza para ver si necesitaba ayuda. Cuando abrió la puerta la encontró levitando y con libros a su alrededor, no pudo evitar soltar una risa.

—¿Qué haces? —le cuestionó divertido.

—Estoy levitando genio. —le respondió Adhara lo obvio. Haciendo que Regulus pusiera los ojos en blanco.

—Lo estoy viendo, pero ¿Por qué? —le volvió a preguntar.

—Estaba pensando en que orden acomodar mis libros...de todos modos, ¿qué haces aquí?

—Venía a ver si necesitabas ayuda y a decirte que tenemos que ir al supermercado a comprar cosas.

—Dame tres minutos y estoy lista.

—Ire por Arcturus, te esperamos abajo, no tardes. —dijo divertido para luego salir de la habitación y dirigirse hacia la habitación de su hermanito menor.

Adhara que hasta el momento estaba levitando, dejó de hacerlo para después tomar sus cosas y dirigirse hacia la cocina donde la estaban esperando sus hermanos.

—Lista, vámonos.

Los tres se dirigieron hacia uno de los carros y se pusieron en marcha hacia el supermercado que estaba en el centro.

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Regulus (POV):

Una vez que llegamos al supermercado nos encargamos de buscar lo que ocupábamos para la casa y algunas otras cosas.

—Debimos hacer una lista, duraremos horas —escuche a mi hermana quejarse.

—No exageres —voltee los ojos.

—Cállate —me fulmino con la mirada, haciendo que la mirara divertido.