(1.continuación)

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Terminé de desayunar, tome mi mochila y salí directo al auto, mientras íbamos en camino a dejar a mi hermano en el colegio había un silencio muy grande como todos los días, y como siempre mi mamá trataba de apoyar a la comunicación entre nosotros.
—Chicos, ¿Qué quieren oír?
—Lo que sea, menos la musica aburrida de Shey.
—¡Ian!
—Esta bien mamá, dejar lo, no importa, que el escoja la música.
—Que bueno, así no tendré que soportar tanta tortura.
—Pasame el disco que prefieras entonces Ian.

El camino al colegio era muy largo, tardábamos casi una hora en llegar, así que yo tenia que encontrar una manera de soportar la musica de mi hermano durante el camino. En el camino pasamos por un gran parque donde habían muchos niños pequeños jugando, en ese momento comencé a recordar los días en los que yo jugaba con mi padre en ese mismo parque y  a la vez me imaginaba a mi jugando ahí con mis hijos si esque en algún momento los tendría.

Risas, risas, risas y mas risas era lo único que escuchaba en aquel momento, poco a poco la musica de mi hermano dejaba de oírse dentro de mi, ahora solo oía risas de niños, los veía correr, ahí a lo lejos estaba yo en una banca sentada, una pequeña niña hermosa de unos 4 años llego conmigo y me abrazo, era mi hija, me pare y corrí tras de ella, la alcancé, subió al columpio, yo la empujaba, después ella bajaba y salia corriendo entre los árboles, corrí detrás de ella nuevamente pero no la encontraba, después la veía a lo lejos parada a la orilla de un lago, le gritaba desesperadamente que se alejara de ahí, que regresara conmigo, ella solo volteo, siguió caminando poco a poco, creí tratando de alcanzarla y en ese momento cuando estaba a un paso de ella, se lanzo al lago, me tire al suelo con un grito ahogado, salte al lago con esperanzas de tomarla y sacarla de ahí, pero no la encontraba, ya no era un lago, ahora era arena movediza, estaba hundiéndome y deje de ser una mujer adulta y volví a ser yo, la joven de apenas 18 años que se hundía poco a poco en sus sentimientos, en sus sueños los cuales estaban representados por esas arenas, en ese momento reaccione nueva mente, me encontraba en el auto con mi madre y mi hermano con una canción estilo rock de fondo, a una calle del colegio de mi hermano.

Dejamos a mi hermano en su colegio, mi madre regresaba a su casa y yo tenia que continuar caminado a mi instituto pues mi madre tenia que irse al trabajo. 
Mi instituto era enorme, lleno de gente y yo me sentía como una pequeña hormiga entre todos. Ahí en las escaleras estaban mis 3 mejores amigas, Liz, Jess y Dany. Creo que realmente son las únicas personas con las que puedo hablar y en las que puedo confiar.
—Hola Shey, ¿Llegas tarde no?—dicd Jess.
—*rie* Ni tanto, solo unos minutos.
—Unos minutos, eso no es de la responsable Shey.
—Calla Dany, ya estoy aquí ¿que no?
—Ok, Ok, tranquila, mejor entremos que el profesor de física no da prorroga de tiempo.
—Vamos.

Entramos al salón y por suerte el profesor aun no llegaba, nos sentamos  como siempre, en la fila del frente junto a la puerta, nos gustaba estar atentas en clase, así evitábamos el estudiar tanto para un examen, pero también éramos las primeras en correr cuando tocaba la campana de salida.

—Buenos días alumnos, espero que descansaran el fin de semana porque hoy tenemos un día muy pesado, ya estamos casi en los finales.

Mi profesor solía ser muy centrado en su trabajo y algo intimidante por su forma de hablar, pero era normal en todos los profesores.

—Bien saquen su libro y anoten lo que pongo en la pizarra.

El profesor también solía escribir muy rápido, por lo cual mientras yo anotaba movía demasiado el lápiz, tanto que salió volando, cuando me agache para recogerlo note bajo mi asiento una nota, sin pensarlo la tome y leí

Hay quienes realmente se interesan por ti sin que te des cuenta. Si eres valiente no temerás ir a la plaza San Marcos saliendo de clases.
                                    –A Shey.

Era obvio que era para mi, pero ¿quien la dejaría?
—Hey! Shey, ¿Que tienes?— me dijo Liz al notarme distraída a la clase.
—Si, lo estoy.
—¿Segura?
—Ammm, sí.
—Señoritas si no les interesa se pueden salir de la clase, al fin ya están muy cerca de la puerta.— nos dijo el profesor al vernos hablando, sinceramente no me interesaba mucho cual era la velocidad con la que fue lanzada una moneda ni cual era su ángulo de elevación, pero tuve que fingir que si y solo me acomode en mi lugar y seguí la clase.

                                   

Ensoñación. |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora