Otro MK #3

2.1K 255 91
                                    

Espero que les guste~

Nota: En el mundo original, en mi versión al menos, MK es adoptado por Pigsy y a una edad un poco mayor (de 14 años, para arriba)

Nota-2: ¡Doble publicación!

Nota-3: ¡Capítulo 50! O_O

Ambos MK se miraron entre ellos, con una idéntica expresión de curiosidad y confusión en sus rostros, ladeando la cabeza para la misma dirección y al mismo tiempo.

-Wow, en serio es otro- silbo en voz baja el dios, sorprendido. Era igual a la imagen que alguna vez habían visto en aquel extraño espejo y tan similar a su pequeña versión que casi extraño verlos.

-Te lo dije- asintió el mono de las sombras, tarareando para si mismo. El par soltó una repentina y sonora risa que llamó la atención de los mayores, notando entonces que todo lo anterior era reemplazado con alegría y emoción.

-¡Eres un gran yo!- se levantó con los brazos en alto, sonriendo. Su papá le había explicado la situación de la manera más simple posible, comprándolo con una película que había visto hace no mucho tiempo. Era raro pero de igual manera, su otra versión era tan genial como él.

-¡Y tu eres un pequeño yo!- levantó los brazos de igual manera, mostrando una sonrisa. Rieron antes de abrazarse con fuerza, ambos alegres, el de otra dimensión levantándose con el niño entre sus brazos.

-¡Baba, mira!- agitó una de sus manos con entusiasmo, sin detenerse hasta que los mayores lo miraron. -¡Es otro yo!-

-Eso veo, Kid- Wukong sonrió, divertido al notar como la expresión ajena cambiaba de repente.

-¡¿B-Baba?!- un sonido medio estrangulado salió de su boca, tosiendo luego de atragantarse un poco con su propia saliva. El niño lo miró con preocupación, intentando darle palmadas en la espalda con torpeza, queriendo ayudar.

-Te acostumbras a escuchar eso- suspiro Macaque, mientras el dios se reía a carcajadas, divertido y no burlón. El chico se veía escandalizado y confundido, aunque al juzgar por cómo sus mejillas se tornaban de un profundo color rojizo, también estaba avergonzado y nervioso. -Vamos...- se acercó a ellos, golpeando al de pelaje castaño con su cola en el proceso y sonriendo al escucharlo reclamarle. -...hay un kilo de helado que no se va a comer solo- con una mano apoyada en la espalda del chico lo guio suavemente a la cocina la risa del dios volviendo a empezar y resonando por la sala.

El niño no se veía molesto o siquiera incómodo ante la presencia del chico, llegando hasta el punto de pedirle a su papá que le diera abrazos y cariño, incluso le suplico a su baba que le diera abrazos también, algo que ninguno de los mayores se negó. El pobre chico estaba tan rojo que los monos temían que se desmayara en algún momento pero por suerte, pareció recomponerse rápidamente.

Y luego, llegó la hora de la siesta de su hijo. Él no se veía muy contento pero no podía parar de bostezar, así que aceptó su destino y se dejó llevar a su cuarto, abrazando a Momo y durmiéndose al poco tiempo. Macaque le dio un suave beso en la frente, acomodando las sábanas, y luego saliendo, arrimando apenas la puerta mientras volvía a la sala.

-¿Estas bien, chico?- pudo notar casi al instante como el chico se removía en su lugar y al juzgar por la forma en la que retorcía sus manos, estaba ansioso.

-Yo...- se mordió el labio inferior, indeciso y sin mirarlo. -Lady Bone Demon aún no fue liberada, ¿cierto?- preguntó en voz baja, tentativo.

-No...- negó, triste mientras se acercaba a él, apoyando su mano en su espalda lentamente. -...pero note el mechón blanco en tu cabello...- no había dicho nada sobre aquello mientras le arreglaba el cabello y por la manera en el que MK se tenso, tampoco parecía algo de lo que le gustara hablar. -...así que supongo que ya la enfrentaste-

-¿Mechón blanco?- Wukong se enderezó, alerta, acercándose a grandes pasos, tomando las manos de MK entre las suyas y mirándolo con preparación. Con el niño alrededor, el dios estaba aprendiendo rápidamente a expresarse lo mejor posible. -¿Estas bien, Buddy? ¿Ella...?- había tantas posibilidades corriendo por su mente.

-S-Solo se metió en mi mente- le dio un apretón a las manos ajenas. -Ammmm, ¿Monkey King?- llamó, al indeciso, alzando apenas las vista para mirarlo con timidez. -¿P-Puedo darte un consejo?-

-¿Consejo?- parpadeo, sorprendido. -Claro, soy todo oídos- sonrió, dispuesto a escuchar.

-Se sincero- los monos se sorprendieron ante eso. -No les mientas, no huyas, no intentes enfrentarla solo- se veía algo frenético en este punto pero ninguno hizo amague de interrumpirlo, preocupados, aunque el dios ya tenía una sensación de a que se estaba refiriendo. -A mi me dolió cuando Monkey King se fue, me dolieron sus mentiras también...- jadeo, Wukong frunciendo el ceño ante eso. -...pero en este mundo, tu eres su baba, así que va a ser mucho más duro para él si le mientes y te vas. Lo vas a destrozar y sé que sin importar que tan amable seamos, no te perdonará en ese caso- guardaron silencio por unos segundos, indecisos de que decir ante todo aquello. MK parecía hablar por experiencia propia y ambos sólo podían imaginar por lo que había pasado.

-¿Soy tan estúpido?- el dios soltó la pregunta sin pensar. Si, podía imaginarse la situación que su otra versión había pasado, pero lastimar a alguien tan amable como el chico que tenía enfrente, eso era una línea que no quería cruzar.

-¿En serio quieres que te conteste?- el domador de sombras enarco una ceja, sonriendo con diversión.

-En mi mundo eres...un poco tosco y torpe, creo que es por haber estado tanto tiempo aislado en tu isla...- MK tarareo, jugando ligeramente con los dedos de la mano ajena. -...pero desde que recuperamos la ciudad, has estamos intentando mejorar. Nos vemos para pasar el rato a parte del entrenamiento, te unes a nuestras cenas, socializas con mis amigos. Estas mejorando- sonrió con cariño ante el recuerdo de su propio maestro.

-¿Recuperar la ciudad?- Macaque enarco una ceja, curioso.

-Siento que tienes una buena historia, Buddy- Wukong tarareo con una sonrisa. -Además, tengo mucha curiosidad por saber cómo obtuviste mi bastón-

-Bueno...- se dejó guiar hacia el sillón, sentándose entre ambos. -...todo empezó con una entrega en medio de una construcción. Podía escuchar voces y es entonces cuando los vi...- empezó a hablar, dispuesto a compartir su historia.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora