Cap. 13 [ Mirada Uchinaga ]

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Cuando Giselle se levantó primero, sus piernas temblaban y en toda la extensión de su cadera también. Adhirió un puchero en sus labios, quejumbrosa, al enderezar su espalda, las sábanas escurridas en todo su cuerpo, lo cual se hizo extraño porque ella es de patalear en la noche y arrebatarse cualquier cosa que estaba en su encima por el calor. Pero entonces se le dio la idea de que Donghyuck haya estado atento a cubrirla durante toda la hora nocturna.

Sonrió a duras penas y después hizo una mueca, por el constante dolor. Con un leve jadeo Giselle deladeó su rostro, chocando con el tranquilo del alfa. Estaba adormilado, su flequillo despeinado y algunas hebras rubias sobresaliendo, sus labios de por si rojizos también entre abiertos. Los colores inundaron su rostro al recordar las tres veces de Donghyuck enudó en ella y la envolvió en su aroma. Su celo fue un poco fuerte y había de estar cansada de ello, tal vez la habría dejado terminar su siesta, si no hubiera sido por el incesante ardor en su cuello que ahora mismo la aturdía, obligándola a llevar sus manos a su, al parecer, marca reciente.

Oh, espera.

¿Una marca? ¿Qué?

Giselle abrió sus ojos, alarmada.

-Donkey – inmediatamente sus manos buscaron a el alfa, y al encontrarla la sacudió – Donkey..., Donkey, despierta ya.

Dios, pero ¿Cuándo paso? Ellos solo...

-Uhm – gruño como única respuesta Donghyuck, arrebujando más su cuerpo con las sabanas – No estoy... me fui de viaje a Estados Unidos.

La omega pelirroja bufó, cruzándose de brazos, ella no estaba para juegos. Claro, Donghyuck no era quien sostenía la dolorosa marca, y no iba a ser regañado por sus padres. Donghyuck no será el que deba dolerle la cadera, Donghyuck no hará más que solo dormir ¡En fin, alfas!

-A veces me caes mal – murmuro luego de un silencio, enfurruñada – Alfa tonta.

Donghyuck por alguna razón quería prestarle atención a su  pequeña omega gatito pero realmente se hallaba agotado. Había estado cuidando de Giselle toda la noche antes de preferir dormir como normalmente otros lo hacían ni bien terminan su sesión calurosa. Pero no, como siempre aquel estúpido lado que insistía en mantener a la omega cómoda o a salvo le ganaba.

-Cinco minutos - balbucea, sus labios abultados no permitiéndole ser claro -. No, seis...

-!Me marcaste, Donkey!- le reprochó a Donghyuck a susurro, haciendo otro mohín al vislumbrar a el alfa acomodarse más la almohada en un silencio sepulcral, ignorándola.

-Hmm bueno, para la próxima te la marco más - se giró para por fin caer en los brazos de morfeo, sereno.

Sin embargo volteó su cuerpo asustado al escucharla co exactitud, depertando todo su ser en el camino.

-¿Q-Qué? - tartamudeo Donghyuck, sorprendido y pasmado -. ¿Quién? ¿yo? ¿Qué? ¿Te marqué?

Le cuestiona y la omega asiente, con los brazos cruzados y reproche en su mirada.

-Madre santa no tan santa...

-Madre santa no tan santa

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