RESUMEN — El hecho de que Rafe no pueda mantener sus dedos para si mismo te lleva a corresponder contra él.
AUTOR/A — thecameronchronicles en Tumblr.
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En el momento en que sentiste sus dedos rozar tu rodilla, fuiste muy consciente de sus intenciones. Y, sin embargo, a pesar de que tu mente te instó a corregirlo y concentrarte en la lección que tenía entre manos, contradecirías tu moral al abrir más las piernas para él.
—Buena chica…— susurró en tu oído mientras tus ojos rodaban por sus palabras, tu cuerpo moviéndose en la incómoda rigidez necesaria para evitar ser revelada a tus compañeros o el mentor, ahora se volvió hacia la clase en una continuación de su lección.
—Tan húmedo que ni siquiera tengo que chuparme los dedos…— Ofreciste un silencioso asentimiento para contrarrestar la necesidad de gemir de aprobación mientras él empujaba contra tu clítoris vestido, muy consciente de lo desesperada que estabas por su toque. La emoción del momento solo se intensificó por lo descarado que estaba siendo.
—¿Crees que él sabe que no estás prestando atención a nada más que a mis dedos? ¿Frotándote contra mí... desesperándote?— Preguntó contra tu oído.
—¿Señor Cameron? ¿Hay algo que quiera compartir con la clase?— Lanzó una sonrisa traviesa, sin vacilar en sus movimientos ni por un segundo, mientras se disculpaba, antes de volver a concentrarse en ti.
—Mejor compórtate, mascota...— Te llamó así por el hecho de que te vio tan inocente como eras. Calificaciones perfectas y una reputación aún más prístina que disfrutaba sabiendo que solo él había manchado, aún más con lo dispuesto que estabas a dejarlo. En cualquier fiesta chiflada, cuando se coló en tu habitación cuando se suponía que debías estar durmiendo, en la biblioteca cuando deberías haber estado estudiando, y ahora, en biología con los dedos entrelazados entre tus muslos con el pulgar en movimientos lentos hacia tu clítoris.
Inclinaste la cabeza y te apoyaste en tu mano para tratar de ocultar tus expresiones, ya que la oleada de placer era demasiado. Te habría consumido por completo si no fuera por la forma en que te golpeó y repitió este ascenso y descenso.
—Rafe…— gimoteaste mientras él regresaba a tu oído.
—Quiero que te dejes en ese taburete... Es tan jodidamente excitante saber que hice que te vinieras justo aquí.
—Entonces déjame…— ordenaste en tu mostrador mientras aceleraba los movimientos de su pulgar y dejaba sus dedos en esa curva para ejercer presión mientras te volvías hacia él pero seguías sin ser notada por la mayoría. Para aquellos que se dieron cuenta, se sonrojarían y se darían la vuelta o simplemente te juzgarían en silencio, pero no te importaba, todo lo que querías era que la liberación se acercara a ti. Y sin ser vencida esta vez, finalmente se lo concedería. El sonido de un lápiz rompiéndose en tus dedos hizo que tus compañeros te miraran con curiosidad mientras Rafe sonreía con orgullo.
