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—Mírala, un desastre tan jodidamente patético, ¿no?
Negaste con la cabeza, las lágrimas brotaron y se derramaron por tus mejillas mientras mirabas a Rafe, su cuerpo se cernía sobre el tuyo.
—No mientas, cariño. Mentir lo hace mucho peor.
Giraste la cabeza para mirar a JJ, casualmente se apoyo contra el escritorio mientras observaba la escena frente a él, un director admirando su obra.
—Dilo.
—Yo no...— te callaste cuando la mano de Rafe hizo contacto con tu mejilla, lo suficientemente fuerte como para advertirte.
—Di 'Soy una putita patética' y tal vez te dejemos venir".
Sollozaste en respuesta, el dolor entre tus piernas luchó contra la poca dignidad que te quedaba, y con un suspiro desesperado, tiraste por la borda lo último que te quedaba de amor propio.
—Soy una putita patética.
Tu voz era apenas un susurro, pero en el silencio de la habitación, la escucharon fuerte y clara, una mirada sonriente intercambiada entre los dos.
—Buena chica —, elogió Rafe, deslizando el pulgar sobre tu labio inferior antes de deslizarlo hacia tu boca expectante.
Retorciste tu lengua sobre su piel, chupando suavemente, y él gimió, con los ojos en blanco ante la sensación.
—Deja de bromear—, espetó JJ desde su posición al otro lado de la habitación, y tú frunciste el ceño mientras dejabas caer el pulgar de Rafe.
—No es su culpa que sea tan puta, Maybank.
Te tragaste la réplica que rebosaba en el borde de tu lengua, el latido entre tus muslos te advertía que te comportaras.
—Por favor…
Dos pares de ojos oscuros giraron en tu dirección mientras suplicabas, irradiando presunción de ellos.
