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Saiki entrenaba junto a los otros dos psíquicos, quienes no quisieron interferir entre el conflicto de ambos hermanos.

Aiura se disputaba entre estar triste y molesta, se preguntaba cómo era posible para Kiyomi alejarse de Saiki solo por lo que podría pasar. Para Aiura, Kiyomi, estaba actuando de forma muy egoísta.

Saiki no quiso hablar con ellos sobre lo que le pasaba con Kiyomi, pensaba en ella todo el tiempo.

Él aun no entendía todo lo que pasaba por su cuerpo cuando estaban juntos, ni todo lo que sentía o todo lo que su cerebro era capaz de hacer. Saiki perdía la cabeza. Por eso el entrenamiento fue muy duro aquel día,

Los tres estaban en aquel lugar sin gente, sin satélites, rodeados de rocas. Cuando Saiki debía hacer crecer la primera flor pero no lograba concentrarse. Todas esas flores con un solo pensar crecían, pero al segundo en que su mente lo llevaba a pensarla, todo lo que creaba moría y los pétalos marchitos de aquel sentir se los llevaba el viento.

Eso solo molestaba más Aiura y entristecía a Saiki. Aquella noche él la observaba otra vez de forma remota, Kiyomi estaba escribiendo pero no parecía triste como la noche anterior, ella sonreía. Entonces Saiki dejo de observarla.

Tal vez no te duela tanto alejarte de mi.

Saiki se cubrió la cabeza con la almohada, se sentía un tonto por pensar tanto en ella.

Intento pensar:

Eso esta bien, significa que no sufrirá.

Si no esta triste, eso es lo mejor.

Pero también pensaba:

¿No significo nada? ¿Soy el único que esta enloqueciendo? ¿Y el huracán de flores?

Pero Kiyomi estaba sonriendo porque pensaba en él.

Saiki se quedo conmigo hasta que dormí. ¿Él es esa clase de chico? ¿Y si de verdad siente algo? ¿Si de veras yo no lo manipulo? Me gusta que se interese por mi. Debo dejar de pensar en el y su lindo cabello color rosa. Lindo pelirosa.

Y fue entonces que ella sonrió.

Tiene cara de piedra, aunque por mi culpa ahora puede llorar. Cuando el me vio llorar me abrazo. ¿Fue ahí donde me gusto? Debe de ser difícil para él, no debo molestarlo más.

Ahora esta conteniendo su congoja, acomoda su cabello detrás de sus orejas.

Pero tengo tantas ganas de verte.

Esa noche ambos solo se acostaron en sus respectivas camas pensando en el uno en el otro. En sus sueños se abrazaban como tanto querían hacer y fuera de sus mentes no podían hacerlo.

Quisiera que escucharas todas mis tonterías.

Dice ella entre sus brazos.

Todo lo que siento me gusta, me gusta tanto que me asusta.

Es honesto él en sus sueños.

Estaban soñando el uno con el otro, uniendo sus cuerpos tan fuerte que lo sentían en su propia piel. Y tras aquel momento, todo se derrumba, se alejan, se pierden.

El día siguiente era otro día separados. Saiki seguía teniendo problemas con su entrenamiento como todo aquel fin de semana.

Pronto ya era lunes otra vez pero aquella mañana algo era distinto para él. Había tenido el mismo sueño otra vez, aquel abrazo que le era tan reconfortante como cruel. Pues tras el seguían las pesadillas, tres se repitieron desde la noche anterior pero esta mañana una cuarta escena alarmó a Saiki.

La desastrosa vida de Saiki Kusuo: FlorecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora