23

4 3 0
                                    

Hace unos años una lagrima recoria el rostro de Fleur.

Las piezas de domino que construían su vida solo necesitaban de un ligero golpe para caer una tras otra, hasta empujar la pieza más grande y aterradora de todas.

Todo comenzo con un simple...

— Hola.

— Hola, buenos días.

La mujer dejo de regar las plantas para saludar al recién llegado y tan pronto aquel visitante la vio no pudo evitar exclamar...

— ¡Que belleza!

— Lo son, es temporada de tulipanes.

— No hablaba de las plantas.

Fleur como cada mañana sacaba fuera de su florería un grupo de plantas de exposición. Aquella mañana el joven pronuncio aquel halago a su persona y ella lo miro sin entender porque el extraño le hacia tal comentario.

— ¿Es esta la casa de Nanjiro Sakura?

Pregunto el desconocido al ver que tenía la atención de la mujer.

— ¿Por que motivo busca a mi esposo?

— ¿Esposo? ¿Esta casada? Que verdadera lastima.

— Sus comentarios no son necesarios, responda mi pregunta.

Sus ojos eran desafiantes, pero aquel muchacho no se quedo atrás. Entrecejo los suyos intensificando su mirada. Movió de forma coqueta su cabello.

— Parece una mujer inteligente, le contaré si me invita a tomar un café.

— Puede irse por donde vino.

— ¡Cuanta fidelidad! Lamento mis comentarios desafortunados, solo busco a su esposo porque leí unos artículos interesantes sobre él. También soy científico y me interesa mucho compartir información entre nosotros por él bien de nuestras búsquedas.

— Lo lamento pero el no se encuentra.

— Lo supuse. De cualquier modo me alegra que venir no sea una total perdida.

Toma de su mano y se agacha para depositar un beso sobre sus nudillos.

— Pronto vendrán días más fríos, cuídese muy bien.

Dicho esto se retira, pero al dia siguiente vuelve a pasar. A veces era solo un saludo y otras veces alguna conversación.

Ambos parecían olvidar a quien buscaba en un inicio. Un dia de aquellos donde solo se saludaban, él se quedo unos segundos más observando las plantas, cuando el buscado se presento.

— ¡Bienvenido a Belle Fleur!

Salio del local sorprendiendo a ambos, Fleur dejo caer la regadera y el agua mojo los pies del muchacho.

— ¡Lo siento tanto! Fue un accidente, lo siento.

Se lamentaba Fleur. Cuando se agacho a sus zapatos para ver el daño, quedo en el piso. Y repetía.

— ¡Lo lamento tanto! Voy a lavarlo yo misma o puedo compensar su precio.

El extraño se agacho a la par de la mujer para levantarla del piso y al ver sus ojos tan aterrados por aquel accidente para luego de reojo mirar el rostro frívolo de su esposo, lo entendió.

— Es solo agua, secara. Usted no hizo nada malo señorita.

— Es señora, es mi esposa. Y ya puedes pararte, él dijo que no eres responsable.

Entonces Fleur se reincorporó.

— Veo que le interesan mis flores jovencito.

— Me llaman mucho la atención.

La desastrosa vida de Saiki Kusuo: FlorecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora