19

4 3 0
                                    

Llovía.

Lo sabia, ya lo dije antes, cuando se te da algo como mis poderes psíquicos se te quitan otras cosas. Siempre algo malo viene con todo lo bueno que me pasa.

Esta lloviendo, esto es tristeza. ¿Alguien me maldijo para sentir todo lo que siento? El dios que creo este sentimiento es realmente cruel.

Sentados uno junto a el otro solo podían oír las gotas caer. El sabor amargo que ambos sentían era algo que le disgustaba mucho a Saiki, y por otro lado las espinas de lo que pudo ser un bello florecer, se clavaban en Kiyomi, hiriéndola más. Ambos entendían que eso era lo correcto, pero hacer lo correcto no siempre resulta en alegrías.

Yumehara se acerco a Kiyomi en el primer receso de 20 minutos.

— Kiyomi.

Llama Chiyo acercándose a ella.

— Tu que vienes del país del amor, ¿Alguna vez conociste a tu llama gemela?

— ¿Llama gemela?

— Es como tener una conexión psíquica con alguien.

— ¿De que hablas Yumehara-san? Jamás me sentí así con nadie no tengo tal habilidad.

Sabia que debía negarlo ¿Qué psíquico aceptaría tener una conexión psíquica con alguien si quiere esconder su identidad?

Entonces siguió Saiki respondiendo a la pregunta obligatoria del día, también lo negó.

— ¿Están seguros? Creo que nadie más sintió tal cosa, eran mi ultima esperanza de comprobarlo. Quería que me ayudaran a encontrar a mi llama gemela.

¿Por que te ayudaría con eso?

Yumehara se sentó rendida, pronto comenzó la clase nuevamente.

Estaban sentados el uno junto a el otro, pero se sentían a kilómetros de distancia. Saiki se preguntaba constantemente que pasaba por la mente de su vecina de banco.

¿Estarás pensando en mi cabello?

¿Estas triste?

Mientras se perdía en sus pensamientos el profesor presentaba un nuevo proyecto para entregar la semana siguiente y debía hacerse en grupo. Por supuesto comenzó a generarse un disturbio entre los fans de Teruhashi, quienes ante su cambio la veneraron aun más, y formar los grupo se hacia igual de difícil que siempre. Aunque ella esta vez no podía pretender estar con Saiki porque aun no había superado su rechazo. Todo se dejo en manos de el azar de los papeles en una bolsa, ningún dios ayudo a nadie. Menos a ellos.

Estaban repletos de grupos de tres pero los últimos dos nombres que quedaban en el fondo eran los de Kusuo y Kiyomi.

— Ellos tendrán que ser solo dos. ¿No tienen ningún problema?

Pregunta Hairo. Ninguno quiso responder antes que el otro, pero Saiki lo negó con un leve movimiento de cabeza.

Pronto era el receso y ella intuyendo algo de Kokomi se apresura a salir junto a sus amigos.

— Kiyomi, ¿puedes acompañarme? quiero hablar contigo.

Pregunta Kokomi deteniendo su paso. Quería negarse pero no sabia como, así que solo se resigno a hablar con Teruhashi. Estaban a solas.

— Dime Kiyomi Sakura, acaso tu ¿Tienes una relación con Saiki?

— Claro que no.

— ¿Estas segura?

— Creo que sabría si saliese con alguien. Además llegue hace poco tiempo y no conozco a nadie muy bien, no saldría con alguien solo porque si, esa no es mi forma de ser.

La desastrosa vida de Saiki Kusuo: FlorecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora