En tus sueños

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Aviso de Lemon ligero. Se les recomienda discreción.

Linka caminaba por las frías calles desiertas de Royal Woods. Realmente le gusto la forma en que ese chico Lynn la beso y se sintió mejor someterlo, dejándolo con ganas de más. Solo el destino le dirá, lo que pasará entre ella y él en los siguientes días. Aun no podía olvidar ese extraño sentimiento de temor cuando la señora Loud se desmayo, ya lo averiguaria luego.

Mientras caminaba, notó una casa que se le hizo familiar, era de dos plantas y era una casa de una familia promedio.

Se le quedo viendo fijamente un rato, hasta que se dio cuenta de quien era esa casa, así que se dispuso a hacerle una visita a su buen amigo.

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Ron se encontraba acostado en su cama muy deprimido, desde el incidente con el chico Loud en la cafetería de la secundaria, no había podido estar tranquilo y mucho menos al ver que Linka, su más preciado y único amor, se llevará tan bien con él. No había bajado a cenar, no tenía hambre y se acostó a dormir después de hacer su tarea.

¡Toc! ¡Toc!

Tocaron a su puerta.

¿Ronnie? Te traje algo de pizza, para que comas —decía la hermana mayor de Ron al otro lado de la puerta.

Ron gruñó al escuchar a su hermana llamarlo Ronnie, en verdad odiaba ese apodo y más si su hermana lo decía con cariño.

—¡No tengo hambre! —gritó, pero ya era tarde, su hermana entro a su cuarto sin permiso para dejarle un par de rebanadas de pizza y una gaseosa.

Su hermana tenía 19 años, tenía la piel bronceada, usaba una camisa blanca y por encima de esta usaba una camisa manga larga de color verde, un pantalón azul un tanto ajustado y una par de tenis deportivos.

—Anda no seas gruñón y come un poco antes de dormir —le decía su hermana mientras le revolvía el cabello.

Ron intento detenerla pero ella era muy insistente y solo lo mimada con más ternura al ver que su hermanito se negaba a recibir cariño.

—Ya basta Bebe, te dije que no tengo hambre. —decía Ron de mal humor.

—Pero Ronnie, si no comes como se debe entonces te volverás muy desnutrido y no podrás concentrarte en la escuela —le decía su hermana, con algo de autoridad.

—Ya te dije que no me gusta que me llames Ronnie —se cruzó de brazos, mientras hacia pucheros.

—Obedece a tu hermana Ronnie jejeje —se escuchaba decir a Linka.

Tanto Ron como Bebe voltearon a ver quien dijo eso y se llevaron una gran sorpresa al ver a Linka apoyada en la ventana con una mano en su barbilla, los observaba, mientras les sonreía. Tenía la mitad de su cuerpo adentro de la habitación y la otra mitad afuera.

—Linka, hola —la saludo Ron mientras se levantaba de su cama y se acercaba a Linka, mientras la ayudaba a entrar y cerraba la ventana, ya que estaban en su segundo piso y ella siempre subía a su cuarto fácilmente, de la misma forma que bajaba.

—Linka... —Bebe susurro con los dientes apretados mientas miraba con enojo a aquella chica. —¿Que haces tu aquí tan de noche? ¿Acaso venías a hacer cosas sucias con mi hermanito? —dijo ella molesta.

Ron se puso rojo como un tomate y Linka solo se río por lo que la hermana de su amigo con derechos dijo.

—¡BEBE! —grito Ron muy apenado, iba a reclamarle más pero Linka hablo.

Diez Hermanos y Ninguna HermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora