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Multimedia: Presentación de Noah

Cada vez que hay día de competencia me gusta levantarme temprano y salir a correr

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Cada vez que hay día de competencia me gusta levantarme temprano y salir a correr. Me pongo mis auriculares y reproduzco el tema de mi presentación. Es como mi ritual de buena suerte.
Por más que a mi mamá y a la entrenadora no les guste.

Después de correr unas cuantas calles, empecé a notar que me estaba agitando y me costaba respirar. Rápido me metí a una cafetería y pregunté si podía usar el baño.
Saqué mi inhalador y lo usé.

-Carajo -maldije al sentir una picazón en el pecho-.

Me diagnosticaron con asma luego de que me desmayara en una competencia a los seis. Al principio me prohibieron seguir patinando hasta ver que tan grabe era, pero después de un par de meses ya estaba devuelta.
Llevaba el inhalador a todos lados, por lo general es suficiente para controlar los ataques de asma, pero hay veces donde necesito una inyección para abrir mis vías respiratorias.

-Respira Noah, respira -repetía en voz baja mientras inhalaba y exhalaba-.

-¿Hola?, ¿estás bien? -escuché la voz de un chico del otro lado, parece que la tos llegó a unos de los trabajadores-.

-Si, yo.. -comencé a toser y ocupé el inhalador- Estoy bien, no es nada.

Seguí con los ejercicios de respiración y comencé a respirar con normalidad.
Y es por estas razones por lo que a mi mamá y a Rose, mi entrenadora, no les gusta que salga a correr y menos si tengo que patinar.

Cuando me sentí mejor, noté por el espejo que tenía la cara un poco roja y los ojos llorosos, abrí la canilla y me tiré un poco de agua para refrescarme.
Al abrir la puerta, vi que el chico seguía allí y no era cualquier chico.

Ryan me miró sorprendido y luego frunció el ceño mirándome de arriba a bajo. Por otra parte yo solo lo miré sin expresión alguna.
Fueron tres minutos bastantes incómodos en los que ninguno dijo nada, y tampoco iba a esperar a que suceda una conversación.

Avancé y pasé por su lado, pero Ryan me tomó del brazo haciendo que volteara a verlo.

-Tuviste un ataque -no me lo estaba preguntando, él sabía que fue así-.

Él presenció más de uno, así que sabía como lucia antes, durante o luego de un ataque. En más de una ocasión no tenía el inhalador y Ryan tuvo que calmarlos.

-No te importa -dije soltándome de su agarre. Era como si su tacto me quemara la piel-.

-¿Alexis sabe que saliste a correr? -preguntó mientras caminaba detrás de mi, pero no respondí- ¿Rose? -otra vez no tuvo respuesta- Sabes que a ellas no les gusta. Te agitas y solo te perjudicas a ti misma.

Ya estaba comenzando a irritarme.

-¿Y desde cuando te importa? -lo encaré cuando salimos de la cafetería- No es tu maldito problema lo que haga. Así que hazme un favor y deja ese falso interés.

𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗰𝘂𝗰𝗵𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗵𝗶𝗲𝗹𝗼 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora