6-¿Que quieres de mi?

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Ya habían pasado unas semanas desde las regionales

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Ya habían pasado unas semanas desde las regionales. Mi equipo quedó en segundo lugar, por lo que iremos a Estados Unidos como en un par de meses.
Por suerte empecé la rehabilitación, así que mi rodilla va a estar bien. Lo único que me molesta es que no podré entrenar por un tiempo, por lo menos puedo ir a ver los entrenamientos.

-¡Ryan, es la última vez que te llamo para que bajes a desayunar! -escucho el grito de mi madre-.

Rodé los ojos y cerré la computadora. Estaba mirando el último partido que jugó el equipo, quería ver las jugadas otra vez.

Bajé a la cocina donde estaban mi madre. Tom y Laura Cameron, ella era enfermera y él es arquitecto. Yo por otro lado, estoy en mi segundo año de derecho.

-No podré llevarte, cielo -me dice Laura dejando el desayuno en la mesa- Tengo que salir en cinco minutos y tu padre ya se fue.

Por la rodillera mis padres piensan que no es prudente que use el auto, por lo que ellos me llevaban a todos lados como si fuese un niño.

-Bien, llamaré a Alex -digo sacando mi celular para marcarle, al cuarto tono atiende- Hasta que atiendes, ¿todo bien?.

-Buen día para ti también, amigo -habla con sarcasmo- ¿Qué sucede?.

-¿Puedes pasar por mi en diez minutos? -pregunto, al instante escucho una carcajada de su parte- ¿Dije algo gracioso idiota?.

-¡Ryan! ¡háblale bien! -me reprende mi madre, haciendo que la mire incrédula-.

-¡Gracias señora, Ce! -grita como si mi mamá lo escuchase- Bien, pasaré por ti. Pero primero tengo que ir por Maya y la pequeña Noah.

-No le digas así -le digo serio, tensando la mandíbula-.

-Tranquilo viejo, era solo un chiste. Todos sabemos que tu le puedes decir así -se burla- Paso en diez, no tardes -Alex cuelga la llamada-.

Cada vez que alguien llamaba de esa forma a Noah y esa persona no era yo, sentía como se me hervía la sangre.
Yo la llamaba así desde que éramos niños, ella siempre decía que se le hacía especial que solo yo hiciera. Por lo que no permití nadie más lo haga.

-No olvides que los Carson vendrán a cenar, quiero que te portes bien con Noah -ordena mirándome seria. Ella sabía todo o bueno, casi todo, yo se lo conté y a pesar de que no estaba de acuerdo, ella lo entendía-.

-Siempre me porto bien con ella -respondí con una sonrisa inocente-.

-Siempre me porto bien con ella -respondí con una sonrisa inocente-

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𝗘𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗰𝘂𝗰𝗵𝗶𝗹𝗹𝗮𝘀 𝘆 𝗵𝗶𝗲𝗹𝗼 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora