7_"Alone"

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Un sueño, eso parecía ser esta escena...

Mientras todos iban a clase miraba con cierta confusión al rubio con sus mandíbulas apretadas a punto de pegarle a Lucas, hasta que reaccionó.

—No la conocías en ese entonces—comentó Lucas soltando su agarre con cierta molestia.

—¡Psicópata! ¿Una apuesta, en serio? ¡Ella era tu novia, joder!—gritó Sam.

Debo recalcar que mi estado era más confuso que el de una persona que perdió su memoria e intentaba recordar. Así que terminé por jalar prácticamente a Sam por la camisa (cosa que no fue fácil) y preguntar:

—¿Qué rayos pasa aquí?—

—Le conozco—poca información, eso se notaba ya.

Las preguntas invadían mi mente constantemente ¿Cómo lo conoció? ¿Y qué apuesta es esa? ¿Quién de los dos me dará una respuesta?

—Mira Ana, ya te lo contaré luego, ahora hay clases—dijo Lucas.

—¡No le dirijas la palabra!—dijo Sam lentamente en señal de advertencia.

—Ok, esto se acabó—los miré a ambos enfadada—No entiendo nada pero tampoco quiero seguir viendo tu cara aquí, así que me voy a mi casa y tú...—apunté a Sam —Vienes conmigo—

Un silencio profundo invadía el lugar cuando mi idiota sexy agarró mi muñeca mientras salíamos de allí creando gran distancia entre nosotros y Lucas. Tomados de las manos todos nos veían comentando y riendo por lo bajo. Las cosas se hacían cada vez más confusas.

Al llegar a un coche grande oscuro, el chico rubio no dudó en abrir la puerta pero al ver que no hacía más que mirar el coche impresionada sonrió un poco.

—Es mío, tranquila ¿Te gusta plana?—

Le miré algo avergonzada y me monté. Por un momento olvidaba todo y era feliz escuchándolo subir, mientras ponía una canción: "Alone" de Billie elish y XXX Tentacion. Era una canción hermosa pero me traía recuerdos.

¿Cariño no te retractarás?

Di que solo tratabas de hacerme reír...

Y nada tiene que cambiar hoy,

No quisiste decirme: "Te amo"

Entonces cuando esté roto, ¿a quién llamo?...

Al parecer Sam se dio cuenta y comenzó a buscar una canción mientras me miraba de reojo una y otra vez. El camino se hacía largo viéndolo. Las preguntas que me atormentaban amenazaban con salir pero en el preciso momento en el que iba a preguntar habló.

—Plana, ¿saldrías corriendo si te dedico una canción ahora?—me sorprendió esa pregunta, sonrojada con expresión divertida comencé a buscar una ruta de escape y mientras sonreía dije.

—Nop, no hay rutas de escape.  Me puedes asesinar tranquilo—

—Eres muy dramática—me miró de reojo de nuevo y algo confuso. Puso una canción llamada: "Dusk till dawn".

Un frío recorría mi espalda escuchando palabras tan hermosas hasta que llegó el coro que cantamos juntos. Pues ya conocía la canción.

(...)But you'll never be alone, I'll be with you from dusk till dawn...Baby I'm right here(...)

De repente el coche se detuvo y sin mirarnos, supe que estábamos frente a mi casa. La canción había terminado y mi cara estaba muy roja.

—¿Sam?—

—¿Mh?—

Silencio otra vez. Parecía parte de nuestro día a día no decir una palabra tras momentos así.
Instintivamente giré mi cabeza y mi mirada se clavó en sus labios, él no tardó en darse cuenta y al verle sonreír mientras me miraba volví a mi posición. Cuando intenté abrir la puerta sujetó mi muñeca y prácticamente se me subió encima.

—¿Qué opinas de la canción?—voz ronca y...sexy

—¿De...qué?—estaba demasiado cerca así que mi corazón se sentía latir desenfrenado. Al ver mis nervios sonrió y me sostuvo la cara con sus dos manos.

—La canción, ¿te gustó?—dijo mirándome fijamente .

—Es...hermosa...la amé—dije conteniendo la respiración.

Sonrió mientras se quejaba de que las canciones que le dedicaban eran aptas para más de 18, entonces de repente solté.

—¡Umbrella!—

—¿Qué...?—

—Es la que te dedico—vi su cara seria y entonces sostuve sus manos con las mías.

—Si no quieres está bien. Yo solo...—y me interrumpió como siempre, pero esta vez estampando sus labios contra los míos de manera suave.
Al separar nuestros labios mis manos habían vuelto a su lugar y con su meñique acariciaba mi cara.

—Nunca lo habían hecho—dijo entusiasmado.

—¿El qué?—pregunté incrédula.

—Dedicarme una canción de amor—

Entonces puso su cara en mi pecho y nos quedamos abrazados por unos minutos hasta que decidimos hablar:

—¿Sam?—

—¿Mh? ¿Qué?—

—Si sabes que todavía tienes que pasar el dragón para llegar a la princesa, ¿verdad?—

—Tus metáforas dan asco—sonrió ampliamente mientras se apartaba para abrir la puerta.

—Mis metaforas son las mejores, creído. Además mi madre no te amará cuando entres, puede que te mutile—le dije indignada y él solo sonreía.

Al llegar a la casa, mi madre se preparaba para salir, según yo a trabajar.
Al vernos, instintivamente se detuvo mirándonos de arriba a abajo detenidamente.

—Mamá, este es...—apunté a Sam.

—Hola señora, soy el novio de Ana, un gusto—

—Espera, ¿qué?—

Sam acababa de poner una fecha para nuestra muerte y definitivamente ese día sería hoy.

Amor psicópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora