Capitulo 2 | Sobredosis

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Las pastillas fueron mi fuerte, pero claro, como todo medicamento entre más lo consumas más de eso necesitas.

Recuerdo tener que tomar seis píldoras para poder dormir en las noches porque dos ya no eran suficientes, cada mes iba sumando una píldora más. De poco a poco se iban convirtiendo en diez píldoras para poder sentir algo, algún efecto, algo que hiciera que me fuera de esa realidad.

También debía mezclar varias veces triazolam con alprazolam, el efecto era bueno. Al inicio, realmente solo necesitaba unas pastillas para poder sentir algo.

Vi el frasco vacío, fruncí el entrecejo y pase mis manos por mi cara, frustrada. Tomé el frasco en mano y rápidamente salí de la habitación para poder ir a enfermería.

Tal vez al incio fui tonta, pero no tanto como para recordar que Cinco tomaba las mismas pastillas que yo estaba tomando para la ansiedad. Esas pastillas las mezcló con algo de alprazolam, se cortó las venas y bueno, ocasionó una sobredosis y pérdida de sangre, ya saben a qué lo llevó.

Mi estómago se revolvió al recordar aquello y cómo podía decir eso como si nada, como si no me importará. Me tambalee en mi lugar y seguí caminando como si nada pasará.

Entre a enfermería, antes asegurándome que no hubiese nadie y entré. Las pastillas siempre estaban en una de las cajas debajo de un escritorio, allí en dónde guardaban los expedientes de cada uno de nosotros, bueno, de ellos, a mí apenas y me hicieron algunos estudios cuando llegué al mismísimo infierno.

Saque seis frascos de pastillas, tres de cada uno. Los tomé con una sonrisa y salí de enfermería.

Subí de nuevo las escaleras rumbo a mi habitación y cerré con llave. Deje los botes con pastillas en la mesita de noche y tomé la botella de agua que Klaus personalmente me había llevado.

Abrí dos frascos y de cada uno saqué cinco pastillas, formando diez. En el tiempo que comencé a ingerirlas aprendí a pesar más de cinco pastillas sin agua, pero no quería morir atragantado así que tomaba aunque sea un poco de agua. Me tomé las otras cinco y me acosté en la cama, esperando el efecto.

Pero nunca llegó.

Fruncí el entrecejo y volví a ver el frasco, algo indecisa tomé otras tres de cada una.

Teniendo ahora diesicies píldoras dentro de mí.

Cuando hacías este tipo de cosas me tomaba mi tiempo, ya saben, cerraba las puertas, me relajaba, las tomaba y después finalmente podía dormir, pero algo no estaba funcionando.

Las pastillas ya no hacían efecto, o tal vez si lo hacían, pero yo no podía darme cuenta.

Sin darme cuenta, estaba en el centro de la cama, sentada mientras tenía cuatro frascos vacíos de frente a mí. Posiblemente con algunas lágrimas bajando por mis mejillas, frustrada por no sentir nada. Frustrada por no sentirlo a mi lado.

Eleve mi mirada somñolienta y lo vi.

Me incorporé rápidamente, poniéndome de rodillas en la cama para poder ver bien y saber que no lo estaba imaginando.

Mi boca se entre abrió sin saber cómo hablar.

— ¿___, estás bien? —intentó acercarse, pero me aleje evitando su toque.

—No, tú... —trague saliva encogiendo mis piernas, intentando esconderme en el rincón de la cama.— no eres real.

—Lo soy... estoy aquí —vi como intentó caminar hacia la cama y mis reflejos fueron más rápidos así que me parece yendo lejos de él.

— ¡No, no lo estás!, solo... solo estoy alucinando por las pastillas, estás muerto... los estás —mis nervios colapsaron en ese momento, comencé a sudar frío y todo a mi alrededor daba vueltas.

𝖬𝖨 𝖯𝖤𝖱𝖲𝖯𝖤𝖢𝖳𝖨𝖵𝖠² ˖ ׂ⋆*ૢ✧ 𝐓𝐇𝐄 𝐔𝐌𝐁𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐘 [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora