Día 10 Demonios

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Su sueño siempre había sido poder obtener sus alas para poder recorrer aunque sea una vez el mundo y conocer las maravillas que este podría ofrecer. ¿Cómo sabía sobre esto si siempre había estado encerrado? Fácil, sus hermanos mayores siempre le contaban las maravillas que se encontraban en sus tareas, especialmente dos de ellos, Yanling Daoren y Cangse Sanren, ellos lo instruian personalmente y le contaban sobre aquellas experiencias, así que desde muy pequeño comenzó a soñar con ver todo esto con sus propios ojos.

-Sanren no ha vuelto ¿sabes algo acerca de ella, Daoren?-

-No maestra, desde la última vez que nos vimos hace meses no la he vuelto a ver o saber sobre ella-

-Ve por ella, me preocupa que no regrese ni para dar informes-

-Maestra, yo también quiero ir- aquel niño miró a su maestra, aquella que veía como a una madre, y esta solo pudo agacharse hasta quedar a su altura.

-Xingchen, mi pequeño Xingchen, aun no es tiempo que vayas además, puede ser peligroso. Daoren es alguien muy experimentado, no por nada es mi primer discípulo.-

El asunto quedó ahí, no le dieron más detalles al respecto y tampoco quiso preguntar, pues si su maestra le decía que todo estaba bien, él debía creerle, ella no mentiría.

-¡Sanren volviste! Creí que algo malo te habia sucedido y-

-Mi pequeña estrellita ¿estabas preocupado por mí? Descuida, Daoren me encontró, yo solo... No me di cuenta del tiempo- y le ofreció al niño una sonrisa -Ahora debo cumplir otra misión, no me podrás ver por un largo tiempo pero volveré y te contaré mis aventuras- y dicho esto tocó su cabeza y se marchó.

Algo que le pareció extraño fue que estaba siendo escoltada por otros dos discípulos.

Varios meses después pudo ver que su hermana volvió pero ahora esa sonrisa no brillaba como antes sino que ahora parecía fingida y no le permitieron que ella le volviera a enseñar. Pocas veces la veía pero cada que esto ocurría la veía un poco más marchita.

-Ge... ¿Qué le sucede a Jie?-

Su hermano mayor lo miró antes de poder contestarle, no pensaba hacerlo pero esa mirada lo derrumbaba.

-Ella... Esta muy cansada por las misiones pero ella estará mejor, no te preocupes-

Así pasó el tiempo y en una ocasión, cuando era un adolescente, escuchó a su hermana y su maestra discutir. Sabía que no estaba bien escuchar las conversaciones ajenas pero sabía que si no hacía esto, nadie iba a decirle nada, por lo que se escondió.

-Estas demente, eso NO PUEDE SER, tu trabajo consiste en guiarlos, NO ENAMORARTE DE ELLOS-

-Pero maestra, no es algo que yo esté decidiendo, simplemente- y una bofetada la silenció.

-Ya he aplicado muchos correctivos contigo, eres de las mejores y esto me preocupa. Si no cambias de parecer tendré que-

-No se preocupe, yo renunció a mis alas y a mi inmortalidad-

Después de esto solo un silencio siguió, esperó hasta asegurarse de que se hubiesen marchado. No quería creer que su hermana mayor hubiese dicho tal cosa. Daoren no estaba en ese momento para calmar las cosas entre ellas así que intuyo que esto acabaría mal, y no se equivocó, al volver el otro, su maestra solo los reunió y dijo que Sanren no volvería nunca más y lo miró directamente como diciendo que no preguntara más.

Por mucho tiempo se guardó esto para sí hasta poco antes de descender al mundo, debía saber qué había sucedido con ella y si fue muy malo, no quería cometer el mismo error, amaba a su hermana pero no quería decepcionar a su maestra.

SongXiaotober 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora