𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 ⓶.

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«Cuando el amor se reprime, el odio ocupa su lugar....»

Se encontraba en su oficina intentando concentrarse en todo el papeleo que tenía sobre su escritorio, en serio lo intentaba, pero por más que lo hiciera su mente viajaba constantemente a Calle y el miedo en sus ojos cada vez que ella se encontraba relativamente cerca. No podía evitar sentir como los pedazos ya roto de su corazón se rompían aún más ante el pensamiento de ver cómo su castaña le tenía miedo; ese era el único sentimiento que Poché había podido lograr despertar en ella durante todos los años que tenía junto a su esposa.

Al principio, y mucho del tiempo que siguió, Poché intentaba desmostrarle en cada oportunidad que tenía lo mucho que la amaba, lo capaz que era de hacer solo para verla sonreír y aún así nada de eso fue suficiente, solo se encontraba con rechazos y humillaciones de su parte; en cada conversación que ella intentaba tener la castaña la atormentaba con el nombre de Samuel rompiendo lentamente su corazón enamorado.

Con el pasar del tiempo, un día ella misma pudo comprobar con sus propios ojos que por más que lo intentará ella nunca lograría optener el amor de Calle; nadie dijo, no hubo ningún rumor, nadie se lo confirmó. Ella misma pudo observar como ambos se besaban y se profesaban su amor eterno; quiso romperle el rostro a ese idiota, pero sabía que nada de eso valía la pena, Calle no sé quedaría por amor a su lado, ella no sentía nada hacia ella, solo se quedaba —Por como bien ella había dicho en tantas ocasiones— necesitaba de su chequera, mejor dicho, su empresa familiar necesitaba de su chequera, no había ni siquiera un poco de cariño.

A todo esto podemos agregarle el echo de la gran duda que vivía en su corazón... ¿Antonia de verdad era su hija?

Cada vez que veía a la pequeña era como ver a una mini versión de Calle, pero aún así gracias a que existía ella no se había atrevido aún a terminar con su matrimonio; Calle no podría darle una buena vida a su hija y gracias a eso volvemos al mismo tema del principio —Solo se quedaba con ella por su dinero— nada más.

La pequeña había nacido antes de tiempo, un mes y unos días antes o eso era lo que había dicho el médico, aún así ella dudaba de que había sido así.

Si a esto debemos agregarle otra cosa pues contemos el echo de que Poché se había dado cuenta de que su esposa había estado encontrandose con su “Gran amor”. Para ella, Calle había estado viéndole la cara de idiota todo ese tiempo, había jugado con sus sentimientos, se aprovechó del gran amor y del error que había cometido para inventar que Antonia era su hija, hija de ambas.

Todo sería tan fácil como hacerse una prueba de ADN y sabría al fin de la verdad de sus constantes dudas, pero no, ella tenía orgullo y no iba a permitir que siguieran pisoteandolo.

¿Que sucedería si comprobaba que sus dudas era ciertas? Que Samuel era el verdadero padre de Anto. Podría ir y reclamarle, pero no, eso era rebajarse a mucho y le daría un motivo más a Daniela para poder irse a su lado, y no, no le daría el gusto. Su matrimonio era para siempre o se supone que eso le había dicho su padre: un hombre violento que acusaba a su madre de serle infiel, de amar a otro hombre, de faltarle el respeto —Que irónica es la vida— ahora era ella quien pasaba por aquella situación. Casi absurdos seis años de soportar los continuos rechazos de su esposa, ni siquiera habían vuelto a besarse desde aquel día en la ceremonia de su boda, evitaban a toda costa estar juntas en público, no quería darle motivos a la presa de hablar de su fracaso de matrimonio y darle el gusto a su peor enemigo de burlarse de ella. Por supuesto que no.

𝑆𝑜𝑙𝑜 𝑝𝑖𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑 ••𝐶𝑎𝑐𝒉𝑒́ 𝐺!𝑝••Donde viven las historias. Descúbrelo ahora