Postre

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El carbón marcó su paso como la punta de una fina aguja sobre el lienzo suave y limpio. Su concentración estaba conspirando con la inspiración que quería surgir por la guía de sus manos y ser plasmada en aquel papel, pero solamente estaba dibujando a una gaviota reposar a su lado.

Torció los labios cuando admiró su progreso y no estaba para nada mal, solo era el boceto exacto de un ave cualquiera, borró las líneas sobrantes, arreglaba el tamaño y agregaba sombras, (T/N) exponía una vez más su talento bajo el simple concepto de una gaviota. Tampoco es que no quiera dibujar otra cosa, simplemente no podía, el sol estaba matando a cualquier ser vivo con un calor infernal, las temperaturas de hoy rompieron los termómetros, sufriendo física y mentalmente la fatiga del sudor en su cuerpo. No tenía ganas de hacer nada en ese día tan caluroso y su mente solo se limitaba a lo mínimo. Lo bueno era que la gran sombrilla a su lado la ayudaba cubriendo su cuerpo de los rayos del sol, descansando en una reposera de madera rústica. Por lo menos estaba relajada, el brillo del mar se movía como el ondeo de una bandera, pero de forma calmada y el cielo era digno de apreciación, dándole esa pisca de un verano disfrutable y con mucha diversión.

(T/N) paró de dibujar cuando la gaviota salió volando, como si hubiera visto algo y escapó, espantada. Le pareció extraño, pero lo dejó de lado y con mucho disfrute comenzó a gustar de un delicioso postre que el profesional cocinero del barco le ofreció. Tomó la cuchara y fundió el exquisito sabor dentro de su boca, era delicioso, la fría textura calmaba su sufrimiento infernal, experimentando un agradable escalofrío invernal. Relamió sus labios con gozo y cerró sus ojos por el agradable sabor que su paladar podía apreciar. Concentrada y en su mundo, (T/N) no prestaba atención a lo que a su alrededor y en un lugar específico sucedía. Pero su sexto sentido imaginario le avisó de un extraño sentimiento de ser el objeto de admiración de otra persona, o eso creía. Cuando volteó su cabeza para comprobar sus dudas, la joven se encontró con un característico sombrero de paja descansando sobre la caótica cabeza de su querido capitán. Estaba en lo correcto, Luffy estaba acostado boca abajo, dejando que su mentón y mejillas se apoyaran sobre sus manos a la vez que movía sus pies de un lado para otro. Observando con atención las dos cosas que más le gustaban.

Ahora que lo pensaba, tal vez esa gaviota se espantó al ver a Luffy.

—(T/N), ¿Te vas a comer eso?— preguntó, señalando el postre en sus manos, sin quitar esa sonrisa de su rostro. Con que eso era.

Ella sonrió. —¿Quieres un poco? — le ofreció, señalando su postre. Obviamente no iba a ser para nada poco cuando se hablaba de Luffy. Este sin pensarlo, sus ojos brillaron de la emoción y aceptó mientras se paraba de un salto. —Entonces ven. — comentó serena, dando pequeñas palmadas a sus piernas, queriendo dar a entender que lo estaba invitando a sentarse con ella. 

Luffy ni siquiera reprochó, corrió hacia la joven, riendo feliz por la oportunidad otorgada y ni perdía el tiempo. Uniéndose bajo la gran sombrilla, el peso de Luffy caía sobre las piernas de (T/N), siendo su estómago el punto exacto en el cual la coronilla de su capitán aterrizaba, era la única forma que se le ocurrió a Luffy, pero a ninguno de los dos parecía molestarle.
Con mucho gusto, los dedos de ambos se rozaron cuando le ofreció el postre, la cara de Luffy no tenía precio, su voz se regocijaba en la poderosa y exquisita experiencia del sabor del postre que devoraba con tanto entusiasmo. Delicioso, su respiración seguía el ritmo de los mordiscos hacia la pobre cuchara llena de frutas mezcladas con helado y crema. Era gracioso pensar en la lluvia de gritos y regaños que recibió cuando trató de robar otro postre, Sanji lo había sacado a patadas, pero de todas formas se había salido con la suya, ya que sabía que tenía una gran oportunidad cuando se trataba de su compañera ilustradora.

—Ah- ¿Qué estabas dibujando? — Luffy alzó su cabeza hacia atrás para buscar el rostro de (T/N), refiriéndose al cuaderno que ella tenía en sus manos.

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