ix

2 1 0
                                    

Tomé la cámara entre mis manos, tu silueta alejándose, cada vez más pequeña, sólo pude capturar la imagen de tu espalda mientras te ibas, como contrastabas con el horizonte, la forma en que el sol del atardecer detallaba tu figura y tus facciones. Entre dedos temblorosos, tomé la foto que significaba el comienzo de un sentimiento que jamás tendría fin, un día que intentaré jamás olvidar, porque quiero recordar siempre cómo se sintieron tus labios sobre mi piel, atesorar la manera en la que tus ojos me ven, lo fácil que fluye la vida a través de ti, lo cálido y envolvente de tu voz. Y la fotografía queda allí, gritando todo lo que yo no me atrevo a decir, transmitiendo mi sentir, quizás si te la muestro podrías ser consciente de mi afecto, tal vez si te la enseño cada emoción te envuelva hasta dejarte sin aliento, pero eso no va a pasar. La fotografía quedará ahí, guardada, con miles de sentimientos plasmados que nunca va a expresar.

VocesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora