Cosas del pasado

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— Hay café por si quieres — dijo el rubio mientras la chica buscaba algo para comer.

— Gracias, ¿qué paso con Elaine? — pregunto curiosa mientras se serbia una taza de café.

— No se — dijo el rubio — Se fue corriendo antes de que pudiéramos hablar bien — dijo encogiéndose de hombros.

— Bueno al menos se perdonaron, ¿verdad? — hablo la chica y se llevo la taza a la boca para tomar el café que estaba en ella.

— Algo así — dijo el rubio encogiéndose de hombros.

La chica iba a hablar pero un trueno se hizo escucha.

— Te lo ruego rubio, dime que no va a llover — dijo la chica con la voz temblorosa.

— Sí — dijo el rubio con miedo de que diría la chica — ¿Qué pasa? — pregunto mientras retrocedía.

La pelinegra se quedo encerrad en sus pensamientos y memorias, gritos y vidrios rotos acompañados por los truenos y el sonido de la tormenta. Cada segundo que pasaba la pobre chica se encerraba más y más en su recuerdos hasta el punto de no escuchar ni el más mínimo sonido proveniente del rubio.
Gritos, los vidrios rompiéndose, golpes, llantos, la lluvia acompañando todo lo anterior haciendo toda la escena aún peor para la pequeña niña que se escondía en una esquina tratando de desaparecer de esa choza en la montaña que había llegado hace un par de días con sus padres. Fue ingenua, muy ingenua. No se dio cuenta de la verdad en ese momento, era bastante joven pero eso no justifica que no haya visto la realidad a tiempo. Tal vez si hubiera sido más madura o si hubiera prestado atención más a las alertas todo hubiera sido diferente.
Se suponía que ella debía cuidarla, se suponía que ella la protegería de ese monstruo, tenía nueve pero era "madura" y podía cuidarse a si misma y a su madre. Pero no pudo y al final todo se volvió un infierno, su pasado se volvió un infierno, que la persigue que la ha perseguido desde ese día.
Encontró la manera de mantenerse a raya, se sumergió en la musica y los libros, hasta que llego la oportunidad de cumplir uno de sus sueños. Actuar la había ayudado bastante, fue un escape de su realidad para estar en otra aunque sea por un rato. Mientras otros pudieran tirarse al vacío de las drogas y el alcohol, ella se obligo a seguir adelante aferrándose con todo lo que tenía a las cosas que la hacían feliz antes de ese día.
Se escondió detrás de la musica, el arte de la literatura, pudo mantener sus traumas y miedos a raya o bueno escondidos al punto de que algunos días pudiera olvidarse del dolor. Los enterró tan profundamente que por un año de su vida pudo vivir sin ese peso y creyó que pudo superarlo, pero luego ese hombre que alguna vez llamo "papá" apareció otra vez para atormentarla, y hizo que recayera en ese abismo. Pudo salir pero nunca más pudo enterrar esos recuerdos y pensamientos, luego conoció a los chicos ellos la ayudaron sin saberlo pero la tormenta que se acercaba no la iba a ayudar para nada.

¡T/N! — escucho la voz de su progenitor en su cabeza y alguien puso sus manos en los hombros de la chica y empezó a moverla para sacarla de su trance.

— ¡T/N! — grito el rubio y tomo su cara en sus manos, la acerco a su rostro y la vió preocupado.

— ¿Ah? — pregunto desconcertada la chica — ¿Que dijiste? Me perdí la ultima parte de lo que dijiste perdón — dijo la chica perdida.

— No dije nada niña — dijo el rubio — TU te fuiste a otro mundo cuando te dije que sí iba a llover — dijo el rubio acercando el pequeño rostro de la chica al suyo — ¿Qué te pasa? — pregunto preocupado.

— Solo no me gustan las tormentas — dijo la chica con la mirada perdida y en un mundo llamado: "No estoy bien, pero tu no tienes que saber eso." 

— No es solo eso, te conozco niña — dijo Rudy molesto por el hecho que la chica no quiera decirle nada — No me mientas, se que no estas bien — dijo el molesto y preocupado.

— Cosas del pasado, nada más — dijo T/n — Las tormentas me recuerdan cosas del pasado, bastante feas, solo eso y nada más — dijo y miro al rubio directamente a los ojos.

Por primera vez vió de verdad esos ojos azules del rubio, nunca noto lo lindos que eran, nunca se tomo el tiempo de verlos de verdad, sabía que eran lindo, lo sabía desde el día que lo conoció pero ahora los veía de verdad.

— Se qué hay algo más, solo dime qué pasa — dijo el rubio desesperado — Confía en mi, por favor — dijo el con una cara de preocupación y desesperación.

¿Amor o Odio? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora