F I R S T

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a iván le habían dicho que evitara las ciudades grandes, era la regla que había mantenido su familia, o lo que en su momento quedaba de ella.

pero necesitaba comida, necesitaba encontrar algún lugar que sirviera para pasar la noche porque parecía venirse una tormenta, se podían escuchar los truenos a lo lejos. tenía miedo de que nevara en cualquier momento, hacía unos días que no pasaba.

además, si quería llegar a su destino, tenía que atravesarla. sería peor rodearla, era ilógico y tardaría demasiado.

estaba nervioso, se acomodó la máscara y miró el contador, leyendo el "0.10" que marcaba. 
todavía tenso, se metió a caminar, mirando hacia la primer casa, local o lugar que creyera que iba a ser más fácil entrar.

los locales tenían las vidrieras rotas, los edificios mas chicos tenían enredaderas bien verdes en algunas partes, estaban decaídos, abandonados pero con la vegetación intentando arrasar contra ellos.

—no hay una mierda... —susurró para él solo. se había adentrado bastante y todo estaba saqueado, no veía ningún lugar cerrado.— me desvié acá al pedo, qué pajero

entre puteadas siguió caminando, atento a la escasa luz del sol que ya parecía bajar. el cielo seguía asqueroso, de un color tan opaco con su neblina habitual que deprimía de solo verlo, igual que siempre. 

—¿qué es eso? —volvió a susurrar, viendo los símbolos dibujados con graffiti en la pared de un edificio. se veía inusualmente brillante y colorido, así que se acercó. 

era el dibujo de dos banderas a cuadro, una estaba a medio hacer, parecía que se habían quedado sin pintura para terminarla, y los cuadritos dentro de las banderas estaban pintados a la mitad, todo de un color naranja brillante, llamativo. era lindo ver un color tan fuerte y lindo, últimamente todo se veía opaco.

donde quedó enfrente, admirando el graffiti, se dio cuenta de algo; estaba brillante y colorido porque estaba fresco, recién pintado.

alguien estaba por ahí. iván no era el único en ese lugar. 

sintió el genuino terror entrarle al cuerpo, giró para ver alrededor suyo y no vio a nadie, así que rápido se fue en dirección contraria. sintió pánico, se podía encontrar con cualquier cosa y era lo que menos quería. la gente no era buena, nunca y siempre le dijeron que desconfiara.

—la concha de mi hermana... ¿adónde mierda me voy a meter ahora? —puteó cansado, dejando su máscara en el suelo. tenía hambre y no había encontrado refugio ni comida.

estaba a unos pocos pasos de la salida de la ciudad, se había quedado ahí porque dudaba de si irse o no, rodear la ciudad era tonto. seguía alerta aunque según él, se había alejado lo suficiente del lugar del graffiti. 

sentado contra un mini paredón en el piso, revisó su mochila en busca de algo para comer, capaz estaba de suerte y entre tantos bolsillos, en alguno encontraba algo que pudiera comer.

—¿quién mierda sos vos? 

iván nunca pensó que escuchar una voz que no fuera la suya después de tanto tiempo, se sintiera tan aterrador. 

la voz venía de atrás suyo y escuchó a la persona moverse a la par que la tormenta resonaba a lo lejos.

—te movés y te rompo la cabeza, soltá la mochila —amenazó e iván sacó las manos despacio, mostrando que no tenía nada. sintió que la patearon lejos.— el cuchillo largalo también, ya lo vi

—¿y cómo sé que vos no me vas a hacer nada? —tanteó sonando serio.

—porque por algo seguís hablando, dale wacho, no me pienso quedar acá para cuando empiece a llover —dijo rodeando a iván hasta ponerse enfrente suyo.

CalamityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora