Calamity

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estaban sentados con los pies y manos atadas en un costado de lo que parecía ser el comedor.
el tipo los había revisado y quitado cualquier arma o cosa que tuvieran para hacer algo, además de revisarles las mochilas.

rodrigo estaba tenso pero no podía molestarse con el tipo por las medidas que había tomado, él quizás habría hecho lo mismo.

—te tendría que haber hecho caso —susurró iván, escuchando el viento afuera.

—y esperá a que lleguemos a tu lugarcito ficticio 

el tipo volvió de un pasillo con unas ramas y los miró de reojo mientras iba a prender el hogar. intentó por un rato, murmurando un par de puteadas con frustración.

—si te sirve, hay hojas para quemar en la mochila negra, en el primer bolsillo —dijo rodrigo al ver que la madera verde era difícil de prender.

—pa, tengo frío —la misma nenita de antes se quedó a mitad de las escaleras, viendo al chabón y después a los chicos.

—andá arriba mica, cuando lo prenda te llamo, quedate allá —dijo serio y la pibita subió corriendo las escaleras.— ¿de dónde vienen? ¿cómo sacaron tanta comida?

—de la ciudad

—¿y cómo pasaron? está cercado, hay perros también y está todo saqueado, no queda nada ahí alrededor —soltó como si lo que iván dijo fuera mentira.

—yo vivía del otro lado, cerca de la otra punta... los perros no llegaban tan lejos y habían algunas cosas sanas

el chabón no se confiaba, se le notaba en la mirada pero no le dijo más nada.

era un tipo grande, capaz de unos cuarenta y algo, pelo corto y barba media canosa, con el rifle iván pensaba que parecía el típico loquito de las películas.

—me cago de frío —susurró rodrigo, pegándose más a iván.

—¿decís que nos haga algo? no fue buena idea esto —susurró.

—no creo... debe tener miedo por la nenita, es lógico que piense que nosotros vamos a hacerle algo —dijo suspirando.— igual no nos confiemos... ni de él, ni de nadie

iván asintió con la cabeza, mirando al frente, viendo que unos ojos marrones curiosos los miraban desde el final de la escalera, volviendo a chocar despacio la pierna de rodrigo para que mirara en la misma dirección que él.

—hola —saludó carre en voz baja, moviendo un toque la mano. era difícil porque las tenía atadas.

—hola... me llamo micaela, ¿y vos? —preguntó sentada en el último escalón, parecía perder la timidez o el miedo.

—rodrigo —donde dijo eso, ella lo miró a iván.— él se llama mufa, porque da mala suerte

—cerrá el orto —le susurró iván para que la nenita no escuchara y carre sonrió.— me llamo iván

—¿y ustedes son malos también? porque mi papá le pega a la gente mala

—no, no somos malos —dijo iván.

—parece mentira —donde dijo eso, rodrigo quiso reírse.— pero si fuesen malos de verdad, mi papá ya les habría pegado

—¿vos decís? —preguntó carre.— capaz ya le caemos bien

—no, le caen mal. por algo están atados... ¿cuántos años tenés? sos más chiquito que él

iván se tentó y rodrigo se ofendió al escucharla.

—tengo diecinueve, y no soy más chico que él, es que él está sentado en una parte más alta nomás y yo en una más baja —chamuyó.

—ah, sí sos grande... yo tengo ocho