Continuación del capítulo tres.
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Después del sí quiero de los novios, comenzó el banquete tan deseado. Era un día bastante alegre y lleno de felicidad por todos lados, las personas favoritas de aquel lugar habían empezado una nueva historia ellos juntos y todos los presentes querrían que aquel día fuera la mayor fiesta del siglo.
En aquella pequeña villa compuesta de aldeanos muy jóvenes hacia unos tres meses que crearon un gran salón único y exclusivo para la diversión, organizar fiestas, y este día era perfecto para inaugurarlo.
Todo iba genial, comidas por todas partes, que había sido preparadas por Zack y Ray el día de antes, muchas flores recogidas por Anna y las niñas adornando la sala, e incluso había una fuente de chocolate y una estatua de hielo comprados por Norman, todo bajo perfecto control de Gilda, la cual se encargó de cada pequeño detalle, desde el vestido de la novia hasta la organización de las mesas. Todo iba sobre ruedas, a excepción de cierto azabache que no paraba de sudarles las manos.
- Ray, ¿estás bien? ¿Te veo algo nervioso?- Preguntó Emma a su ahora marido al ver como este no paraba de tocarse la corbata durante la comida. Era la primera vez que veía a Ray tan nervioso.
- Es que... No es nada- Contestó el azabache dándose cuenta de que sus nervios por primera vez estaban saliendo a brote, algo totalmente inusual en aquel chico que parecía de hielo y todo por aquel estúpido baile.
- Ray... ¿es por el baile?- Y sí, Emma lo había pillado. Puede que para aquella chica fuera sumamente difícil leer los movimientos del enemigo pero cuando se trataba de Ray podría saber exactamente todo lo que estuviera pensando aquella cabeza.- Sabes que saldrá perfecto, hemos estado ensayando todos estos días para este momento, no pasará nada.
- Para ti es muy fácil decirlo, pero desde que pasó "aquello" dejamos de ensayar el salto final, tal vez, deberíamos de saltarnos esa parte.-Dijo su marido algo dubitativo.
-No.- Contestó Emma sin ninguna pizca de duda.- Quiero hacer el baile como en Dirty Dancing, no cambiaremos nada, además, el final les encantarán a todos tras la gran sorpresa.
-Hmmm..- Asintió Ray sin muchos ánimos, cuando Emma se ponía así no había forma de convencerla.
Tras esta pequeña conversación entre los novios, los más pequeños empezaron a recoger los platos sucios del postre y los más mayores empezaron a retirar las mesas que ocupaban aquel gran salón. En eso, Natt se sentó en el piano, el momento del baile había empezado y el novio quería salir corriendo, pero le fue imposible ya que su amada le agarro de la mano tiernamente para calmar sus nervios y entregarle toda su confianza a él, lo que este respondió mirándoles a los ojos, con una sola mirada entre ellos dos bastaba para saber que se tenían el uno al otro, era imposible que algo malo pasara.
La música empezó a sonar, todos hicieron un gran coro alrededor de los novios y estos empezaron a bailar tal y como habían ensayado. Los nervios se veían en sus sonrisas pero estos fueron calmados por el agarre de Ray en la cintura de Emma. Todo empezó a fluir para los novios, en cada movimiento y en cada salto, esto no era nada para ellos, era parecido a aquel entonces en el que cada uno dejaba la vida sobre el otro, se compaginaban perfectamente y nada ni nadie podría detenerlos. Quién iba a decir qué para ellos bailar fuera tan sencillo, que fuera como cuando luchaban contra los demonios, que el haber aprendido hablar a través de los ojos les permitirían ser los reyes de la fiesta. Estaba claro que estaban hechos el uno por el otro y que cada paso que daban se complementaba perfectamente con el contrario.