El día que se conocieron, fue posiblemente el día más frío del último invierno del siglo XX. Ya había anochecido y nevaba. Había pasado navidad, y también año nuevo, y apenas quedaba una semana, tal vez incluso menos, para el inicio de las celebraciones para el año nuevo lunar.
Ki Hyun había estado intentando mantenerse sereno, pero con ese frío y a esas horas, no era tan fácil. Aunque lo soportaba de todas formas, porque no era únicamente por él mismo que tenía que estar calmado. Tenía un niño de tres años en brazos que necesitaba que él no perdiera los nervios.
Había sido un día demasiado largo, demasiado estresante. Todo lo que deseaba era volver a casa, pero aún le quedaba hacer la compra, como si ese día interminable deseara amargarle un poco más antes de darle un descanso.
Dejó a la criatura de tres años que tenía en brazos en el suelo y empezó a vaciar la cesta de la compra sobre la cinta. Su hijo Chang Kyun era un niño tranquilo, y tranquilo había estado desde que le había recogido de casa de su madre, después de doblar turno en su trabajo a media jornada. Con su chupete de Elmo en la boca, Chang Kyun se había aferrado a la pierna de su padre sin protestar.
Se suponía que Ki Hyun estaba de vacaciones, al menos en lo que respectaba a las clases de la universidad, pero eso no significaba que no tuviera mil obligaciones que le tenían agobiado y demasiado cansado como para pensar.
Su mejor amigo le había dicho que necesitaba tomarse unos días para él, pero Ki Hyun se había reído. Ho Seok tenía las peores ideas del mundo a veces, pensaba Ki Hyun. Los préstamos para la universidad y el alquiler no se iban a pagar solos, igual que su hijo Chang Kyun no se podía cuidar solo.
Se quedó demasiado concentrado en esos pensamientos que daban vueltas por su mente, o tal vez estaba demasiado cansado como para atender a lo que sucedía fuera de su cabeza. Tal vez, sencillamente, había confiado demasiado en la capacidad de un niño de tres años para estarse quieto, pero cuando Chang Kyun se despegó de su pierna sin previo aviso, Ki Hyun no lo notó.
Tampoco lo notó cuando el niño se acercó hasta la puerta del supermercado. Sí lo hizo cuando se abrió y el ruido le hizo desviar la mirada casi por acto reflejo, y vio a su hijo correr hacia la calle.
Ki Hyun nunca sería capaz de explicar el pánico que sintió en ese momento.
—¡Oh, Dios! ¡Chang Kyun! —le llamó, aunque Chang Kyun ya estaba fuera de su campo de visión para cuando pronunció aquellas palabras.
Salió corriendo, dejando la compra en la caja, y antes de cruzar la puerta tuvo que escuchar a las amas de casa que había en la cola detrás de él preguntarse con reproche dónde estaba la madre de la criatura. Lo cual, era una historia muy larga que no le incumbía a ninguna de esas chismosas.
Qué le costaría a la gente meterse en sus asuntos y dejar en paz a los demás.
Respecto a la huida inesperada de Chang Kyun, Ki Hyun agradeció la suerte que tuvo de que la zona donde vivía era tranquila, sin personas conflictivas y con coches inexistentes, porque no quería imaginarse qué pudiera haber pasado si el niño hubiera salido corriendo de esa manera en otro lugar.
Aunque Chang Kyun nunca, jamás, saliera corriendo de esa manera. Era un niño cobarde, alimentado por la fobia social de su padrino, la hipocondría de su abuela y la parte obsesivo-compulsiva de su padre. Lo cual, dicho así parecía lejos de ser ideal, pero hacía todavía más sorprendente que Chang Kyun hubiera huido sin explicación ni motivos.
Le había visto cruzar la calle y se fue detrás de él, llamándole una y otra vez mientras el niño le ignoraba.
Le vio meterse en un callejón oscuro y sin salida, entre un restaurante y un edificio residencial, y sin poder pensar en cuál podía ser el motivo para que Chang Kyun hiciera algo semejante, se introdujo él en el callejón también.
ESTÁS LEYENDO
The glow of a firefly » Showki. MONSTA X
Romance"Tonight, I'll send you the glow of a firefly, to somewhere near to your window" Se conocieron el día más frío de invierno. Se reencontraron durante una primavera demasiado corta. El tiempo les unió en verano. Para cuando llegó otoño, habían pasado...