I lost myself again, but I remember you #2

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Si Hyun Woo tuviera que definir lo que sentía por Ki Hyun, la única palabra que se le ocurriría sería la de gratitud, una gratitud inmensa que no tenía forma de ser pagada.

Una parte de él sabía que no debía sentirse así, que debía estar enfadado al menos consigo mismo por haber necesitado que alguien le salvara y se hiciera responsable de él. ¿Qué clase de hombre era, que necesitaba que dos desconocidos le arrastraran hasta una casa para que no se muriera? No quería ni imaginarse lo avergonzado y decepcionado que se sentiría su padre si se enterase de que eso había ocurrido siquiera.

Tenía que hacerse más fuerte, y lo sabía, tenía que aprender a defenderse y a ser menos condescendiente y menos estúpido. La gratitud que sentía hacia Ki Hyun era casi tan grande como la vergüenza que sentía hacia sí mismo por haber tenido que ser salvado así, y sentía que nada de eso cambiaría si no encontraba a Ki Hyun.

No se reencontraron por casualidad la segunda vez que lo hicieron, lo hicieron porque Hyun Woo le estaba buscando.

Pretendía hacer algo que pudiera devolverle el favor para dejar de sentirse tan estúpido y débil, y quizá pedirle disculpas o averiguar por qué Ki Hyun había hecho lo que había hecho, pero sus visitas asiduas a los supermercados cercanos al callejón en el que Chang Kyun le había encontrado y del que le había salvado Ki Hyun, no le prepararon para lo que ocurriría si de verdad se cruzaba con él. Se había quedado en blanco, desamparado y abrumado.

Había empezado a buscarle casi un año después de que se encontraran por primera vez, pero los meses que tardó en encontrarle no le sirvieron de entrenamiento. Quizá porque nunca fue el tipo de hombre que practicaba conversaciones en su cabeza antes de que ocurrieran, quizá porque no estaba demasiado acostumbrado a socializar con gente a la que no conocía apenas (aunque no considerara, en absoluto, a Ki Hyun como un desconocido. Después de lo que pasó en febrero de 1999, a ellos les unía un vínculo que hacía imposible que fuesen extraños, aunque no hubieran aprendido el nombre del otro hasta que llegó la primera primavera del siglo XXI).

A Hyun Woo, el encuentro fugaz le resultó todavía más frustrante de lo que pensó que sería no encontrarle nunca. Había demasiadas cosas que quería preguntarle y que quería decirle y hacer por él y prácticamente solo había alcanzado a contarle una verdad (su nombre) y otra mentira (que estaba bien, cuando no lo estaba en absoluto. Aunque, ¿cómo iba a decir otra cosa? Tenía la suficiente dignidad como para no querer mostrarse débil y estúpido delante de la persona que ya había tenido que salvarle una vez).

Siguió dando vueltas por las cercanías de aquel callejón y del edificio al que le llevó Ki Hyun aquella noche, pero incluso aunque se cruzó con él un par de veces más, se sintió incapaz de acercarse una segunda vez, y empezaba a sentirse como un acosador y como un cobarde.

Todo lo que le quedaba de él era es abrigo prestado, que siquiera estaba seguro de que fuese de Ki Hyun, siendo de la talla que era. Durante un tiempo fue un símbolo, algo que le recordaba que lo que había sucedido era real, que alguien le había ayudado cuando él ya se había rendido de intentar vivir, aunque no deseara morir. Que tenía una oportunidad para dejar de ser tan débil y dejarse pisotear de esa forma que no era nada digna para un hombre adulto y decente como él. Al menos, quería creer que le quedaba algo de decencia en él después de lo que había pasado aquella noche que conoció a Ki Hyun .

Lo que había sucedido y que le había llevado a ese callejón era algo que no le había contado a nadie, que no se atrevía a contarle a nadie, pero le hubiera gustado poder explicárselo a la persona que le ayudó, como si quisiera darle una explicación de por qué había terminado allí, como si quisiera que Ki Hyun le dijera que su reacción había tenido sentido y no había sido solo un cobarde que tenía que madurar y dejar de huir de sus problemas.

The glow of a firefly » Showki. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora