I can be your light when your light goes out #3

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Hyun Woo no tardó en darse cuenta de que, si había algo que les distanciaba a Ki Hyun y a él, si había algún muro entre los dos, era porque lo había construido él.

Aquella noche en que Ki Hyun, sin esperar una pregunta y sin tener que hacerlo, le había contado a Hyun Woo la historia de cómo había acabado siendo padre soltero siendo tan joven, Ki Hyun había empezado a abrirle los ojos de que no había algo raro o malo en su relación. Había algo malo en él.

Podría haberle contado ese secreto que guardaba dentro con tanto ahínco, sobre cómo y por qué había terminado en ese callejón, sobre por qué no quiso salir de allí cuando Ki Hyun se lo ofreció no una, ni dos, sino tres o tal vez cuatro veces. Sin embargo, cuanto menos distancia ponía Ki Hyun entre los dos, más miedo le daba a Hyun Woo arriesgarse a perderle, y más ganas tenía de ser ese hombre que se suponía que debía ser, el que sabía cuidarse solo y era fuerte y no se parecía en nada al Hyun Woo que había acabado en ese callejón.

Para Ki Hyun, Hyun Woo había dejado de ser ese hombre que le intrigaba y del que se sentía responsable (como si dejarle ir fuese a hacer que le pasara algo y Ki Hyun no pudiera dejar de culparse por el resto de su vida), a ser alguien por quien sentía simpatía y de quien disfrutaba la compañía.

Después de esa primera invitación a su casa donde le había contado lo de su paternidad más que prematura, con el paso de los días se volvió común que Hyun Woo pasara tiempo en el apartamento de Ki Hyun. Empezó en invierno, porque hacía frío para pasar tanto tiempo en la calle, pero cuando el calor empezó a hacerse más presente, esa costumbre no cambió.

El inicio de 2001 instauró nuevas costumbres y mantuvo algunas un poco más viejas.

A veces, por la noche después de que Chang Kyun se durmiera, Hyun Woo y Ki Hyun se quedaban sentados frente al balcón de Ki Hyun (si se podía llamar balcón a ese espacio de medio metro de ancho y metro y medio de largo que sobresalía tras la balconera, y que tenía unas pocas macetas en a los lados y otras tantas colgadas de los barrotes, y que hacían el espacio más íntimo y a la vez más estrecho).

Acompañados de una botella de ginebra y con cada uno teniendo un vaso en sus manos, hablaban de cualquier cosa hasta que se hacía tarde y Hyun Woo se marchaba y Ki Hyun se iba a dormir. Una vez por semana, a veces una vez cada dos semanas, iban a un pequeño puesto callejero de tteokbokki que había cerca de la estación de tren y que a Chang Kyun le encantaba, y cenaban allí. Hyun Woo solía insistir en pagar hasta que Ki Hyun cedía, pero a veces Ki Hyun conseguía que Hyun Woo se dejara invitar. Las otras veces, lo acababa dejando pasar porque Hyun Woo tenía razón al decir que había cenado varias veces en casa de Ki Hyun.

Hyun Woo seguía yendo a casa de Ki Hyun de vez en cuando; seguían paseando por las calles del barrio; Hyun Woo seguía acompañando a Ki Hyun a llevar a Chang Kyun al parque a veces; y seguían coincidiendo en el autobús prácticamente todos los días entre semana.

Aparte de eso, aquella nueva costumbre de pasar tanto tiempo en casa de Ki Hyun le había enseñado algo a Hyun Woo: Ki Hyun no solo tenía una voz preciosa, además y para suerte de Hyun Woo, la usaba para más cosas aparte de cantarle nanas a Chang Kyun. Aunque Hyun Woo supiera que, ese niño, tenía el privilegio de escucharle cantar mucho más que cualquier otra persona del mundo.

Le hacía preguntarse si era posible estar celoso de un niño de cinco años.

La segunda vez que escuchó a Ki Hyun cantar, fue cerca de primavera, un día que llegó temprano a casa de Ki Hyun y su presencia hizo que Chang Kyun no quisiera dormir la siesta, porque quería jugar con Hyun Woo.

—Lo siento —dijo Hyun Woo—, de haberlo sabido hubiera venido después...

Ki Hyun no le contestó. Toda su atención estaba en Chang Kyun, berreando en medio del salón. Hyun Woo siquiera supo cuánto rato estuvo Chang Kyun allí así, sin atender a razones mientras Ki Hyun intentaba calmarle y Chang Kyun se aferraba a Hyun Woo y decía que no y que no una y otra vez.

The glow of a firefly » Showki. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora