La esencia de la vida se disfruta viendo hacia delante, aunque frente a ti no veas nada, no quedes ahí quieto por miedo, camina.
Al siguiente día afortunadamente nos trajeron buenas noticias, un joven de como veinte y tantos años expresa:
—¡Levantense! Se que es muy temprano, pero así son las cosas todo sucedió muy pronto. Hoy es su día de suerte para irse, solo queda decirles que les vaya muy bien en su nuevo camino, nada de rendirse ¡A luchar por la vida!
Escuchar cada palabra no podíamos contener el entusiasmo ¡ya era hora! Eso nos infundió ánimo a cada uno; a mis ojos el jóven nos trató bien, tuvo ese espíritu de ayudar, el hecho es que tuvo la amabilidad de hablarnos con voz suave, al contrario de los otros hombres, lo que me llamó la atención es que tenía sobre sus manos una caja grande, de ahí saco aguas y chocolates, las empezo a repartir en nuestros lugares.
Cada uno bebió el agua y comió el chocolate, solo así recuperamos algo de energía.
Luego se despidió, con su deseo que nos fuera bien.
En aquel momento ya, cada quien se iba a rascar con sus propias uñas.
Nos levantamos de a poco de esa colchoneta hasta estar completamente de pie.
Mi ojos pasan por los rostros de las personas y todos estábamos muy cansados, con aspecto de refugiados en guerra, los pies empollados y nuestros huesos entumecidos, definitivamente no quisiera revivir los terribles días y horas, ¡ni pensarlo de nuevo! Debido que en el viaje enfrentamos hambre, frío, calor, maltrato por algunas autoridades mexicanas porque nos quitaron lo poco que teníamos, en vez de protegernos ¡no lo hicieron!
Por eso la gente habla mal del gobierno "son tan fríos como un congelador". No hacen nada por cambiar y mejorar las condiciones en nuestro país.
A pesar de eso. Me alegra ver a mis padres, con su rostro exclamando alivio, tienen un buen ánimo que se contagia.
No nos fue fácil llegar a Estados Unidos, en más de la mitad de las veces en el camino, hubo ocasiones que mis padres se querían rendir y dar marcha a tras pero el estar mutuamente apoyándonos sabíamos que podíamos lograrlo, nunca dejamos de creer. Hasta el último segundo tuvimos resistencia, ánimo, valor, fuerzas y perseverancia.
¡Todo es posible! ¡No hay sueño que este prohibido! Aunque muchas personas califiquen de inalcanzable.
Antes de que saliera el sol, por el horizonte todo estaba en silencio, ningún grillo cantaba, los únicos sonidos eran el suave susurro de la brisa que soplaba a través de la hierva alta.
Son casi las seis de la mañana del día domingo. Todos nos encontramos afuera de ese lugar, con los rostros confusos.
Nuestro cuerpo estaba cediendo al agotamiento, sin embargo dirigimos la mirada para apreciar lo que la naturaleza nos regala; está renaciendo un hermoso amanecer, entre las nubes espesas va saliendo un sol majestuoso que empieza a iluminar con sus rayos el cielo. De a poco tiene una armonía de colores que dan alegría, esperanza, calidez y paz. Lo que estamos presenciando, es como si alguien lo pintara en acuarela.
ESTÁS LEYENDO
Aprendiendo a vivir
Novela JuvenilEs una conmovedora historia de amor, drama, amistad, sentimientos de soledad, espíritu de superación dónde también aborda temas sobre el acoso escolar, inmigración y clases sociales. leer más en el prólogo ➡️➡️