𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡 •𝑅𝑎𝑛𝑑𝑜𝑚

🌺07. Tate L.

Personaje: Tate Langdon.
Serie: American horror Story.

Narra _____.

—¿No sientes nada? Siento una sensación de que me miran y no de manera buena  —susurra como si hubieran más personas... En parte.

—Claro que no Adam, terminemos la tarea nos falta poco.

Suspiro para que no pase nada. Pero no fue así, se sentían como las paredes eran golpeadas con esmero.

Sabía que era Tate en su faceta de celos, no soportaba que hablara con otros, que saliera de la casa o tener visitas ¿Qué le voy hacer? Era esencial ir al colegio, salir con amigos y como ahora que estaba terminando un trabajo en pareja.

—¿Qué fue eso?  —pregunta. Mira a todos lados buscando el sonido.

—No fue nada ¿Tienes hambre? Yo sé que si, iré por galleta y juego de naranja.

—¿Segura estás bien aquí? La casa es algo... Escalofriante.

—Segura, ya me acostumbré a estos ruidos, recuerda que es una casa vieja, puede que sean ratones —recalco lo último.

Me levanto para ir a buscar a la cocina lo dicho. Apenas entre note su voz.

—Quiero que se vaya.

Aparece detrás mio, su mandíbula tensa y su agarre en mi cintura confirma su ataque posesivo.

abro el refrigerador sacando el envase de jugo. —No lo hara, estamos terminando y si no dejas de hacer berrinche no se irá luego  —Le quito las manos.

Camino al estante para sacar las galletas y ponerla en un bol. Siento sus pasos seguirme, acorralandome en el mesón.

—______ quiero estar contigo  —susurra en mi oído, pegando más su cuerpo al mío.  —dile que se vaya ¿Si?

—No Tate  —Volteo los ojos.  —Queda poco cariño y después me tendrás para ti —susurro dándome vuelta acercándome a sus labios. Miro como su mirada se dilata.

—¿Por favor?  —Me mira ladeando su cabeza.

Solo le dio un largo beso y me fui con Adam para seguir con la tarea, escuché como soltó su respiración molesta.

Solo paso media hora cuando terminamos entre conversación y comiendo dulces.

—Adios Adam  —me despedí en la puerta.

Tate ya estaba esperando en la escalera, sonriendo como un niño que no hizo travesuras.

—Nos vemos en clases _____  —grita caminando a su casa.

Apenas terminó de decir y la puerta de la casa se había cerrado de golpe.

—Mis padres llegarán pronto.

Sus brazos pasaron por mi cintura sus besos no querían dejar mi cuello.

—Ya nos han pillado follando antes ______ una más ni será problema.

—¡Tate! —Me di vuelta para encararlo.

—Prometiste que te tendría, no rompas tus promesas.  —Miró serio mi rostro.

Agarró con su mano derecha mi cabello para besarme con lujuria su otra mano estaba en mi cadera guiándonos a las escaleras.

Sin separar el beso puso sus manos en mi parte trasera levantando mis piernas para enredarlas en su pelvis, fue necesario nuestros gemidos cuando roze su erección y mi sensible parte íntima.

—No esperes que sea cuidadoso.

Su respiración es agitada golpeaba mi cuello y pecho, su cabello húmedo se pegaba a su frente por el sudor. Estaba conteniendo su deseo de poseer mi cuerpo donde los demás fantasmas pudieran verme, aunque lo dudo pero habría pasar. Ví como sonrío con cinismo.

En el cuarto se escuchaba jadeos, gemidos, golpes de la cama golpeando la pared, nuestro cuerpo desnudo chocando placenteramente. Nuestros fluidos manchaba las sábanas.

—Mia, mía, mi _____, mi mujer —jadeaba cada vez más tenso.

Su cadera se volvía mas agresiva logrando que mis gemidos no pararan, mis ojos lagrimosos de éxtasis hacían que Tate siguiera sin contenerse, como prometió.

—¡Ya llegamos bebé!

—¡Trajimos Pastel y Pollo frito! —esta vez gritó papá.

—Tate, Tate  —Le decía, pero mi otra parte decía que siguiera  —Detente Tate —tapaba mis jadeos.

—Silencio hermosa.

Seguía en lo suyo, pensar que nos encontrarían de nuevo en el acto nos produjo el peor de los morbos.

—Mis padres —no terminé de hablar.

—Ya casi amor...

Escuchamos pasos cerca y Tate bajo la velocidad sin dejar de moverse, agarró mi cadera con una mano evitando que me moviera y con la otra estaba sujetando el respaldo de la cama, sus gemidos eran callados en mi oído.

—¿Estás bien hija?

—¡Si!... Digo si mamá —dije nerviosa.

Los movimientos de Tate se volvieron certeros y profundos, reclamando nuestra llegada a un apacible orgasmo.

Tate mordió mi cuello cuando llego a su orgasmo profundizando su pene en mi interior seguido solté un suspiro cortado sintiendo el espasmo de Tate.

—¿Estás con Tate?  —pregunta curiosa detrás de la puerta.

—¡Claro señora! Estoy enseñando anatomía a su hermosa hija —murmuro mirándome picaro, sin salir de mi.

—Ok, nos vemos abajo.

Se apresuró a decir para bajar rápido las escaleras. Seguramente avergonzada de preguntar.

Me ofendí, salí de Tate y me levanté de la cama a recoger mi ropa  —¡Tate! Ahora como mirare a mis padres.

—De la misma forma con que le hablas con esa boquita sucia amor  —habla en doble sentido y ríe robándome besos.

Sin duda un día normal en familia.