Mi ángel prohibido (+18)

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Recuerdo claramente aquel día como él fuese ahora mismo que se presenciara ante mí aquellas imágenes viva de una llama encendida de la cual nunca se apagó.

Ángel, así de dulce como su nombre, me había invitado a  su casa para tomarme algunas fotos. Yo estaba muy nerviosa, pues no había tenido la oportunidad de tenerlo
tan cerca o quizás de esa manera.

Esa tarde llegue a su casa, él me recibió sonriendo, con  una sonrisa muy hermosa. Me sentí estúpidamente  nerviosa, pues no sabía como actuar delante suyo.

Él se incorporó y besó mi mejilla, dejando la huella de un beso cálido en ella.
Me invitó a pasar y pude conocer en donde él realizabasus obras de artes en fotografía y otros talentos suyo.

Me explicó como me tomaría las fotos y yo me preparé para ello. Entonces lo vi nervioso, empezaba a descaer

de su frente una pequeña gota de sudor. Yo sonreí inocentemente con su manera de actuar.

Me tomó varias fotos, pero al momento de iniciar con la
sección de fotos más sexy, él se había puesto rojo.

Yo llevaba puesto un corto vestido negro, bastante ajustado. El me dijo que me quedaba muy bonito ese
color. Se comportó como todo un caballero, pero me daba
curiosidad la forma de su comportamiento, pues a pesar
de que ya teníamos confianza y habíamos hablado lo suficiente, él seguía actuando con timidez y torpeza.

Posé para él, mordí mi labio inferior en una foto y la pose que había tomado lo hizo temblar y fallar al tomar la fotografía. Me reí, y él decidió pausar todo. Me
acerque y le tomé su mano, la tenía frías, y las míascálidas. De por sí me tenía nerviosa, pero no tanto como
él. Lo mire fijamente y le susurre: «me transmite tu nerviosismo, y me gusta sentirlo». Él me sonrió y mirar
su boquita me hizo tomar la iniciativa de besarlo.

Cuando sentí sus labios pude sentir lo que él sentía. Cierto miedo la cual se fue disipando al tomar confianza.

Me tomó del mentón y fue guiando su mano a mi cuello, yo succione su labio inferior, sintiendo su sabor dulzón en los mios. No se que pasaba, pero sabía que era el único momento disponible para estar con él, Y debía
aprovecharlo.

Tomé sus manos y las puse en mis senos indicandole que era el momento y que yo lo deseaba. El me detuvo y me tomo de la mano llevándome a su cama. Me volvió
a besar, esta vez fue tocando mi vestido, y yo su suéter, la cual ayude a retirar. Me quitó el vestido, así ambos estuvimos, descubriéndonos mutuamente.

Me dejó caer en la cama, pero antes retiró mi brasier y admiro mis senos, no dudando en acostarme y besarlo uno a uno. Mordiendo y chupando con avidez.

Yo lo atraje hacia mi y toque
fuera de su boxer lo que allí ocultaba, sentía su erección la cual ya deseaba liberarse y descubrirme a mi.
Subió a mi boca y me beso nuevamente. Yo lo deseaba sentir, sabía que no podía tener un momento así, y tenía que guardar algo bueno de el.

Acaricié su torso y luego su espalda desnuda, la cual se tensaba al sentir
mis caricias.
El se alejó de mi y fue bajando besando cada centímetros de mi piel. Gemí su nombre «Angel». Y eso al parecer lo puso como el mismo diablo, pero no para hacerme algo malo, no, para encender la llama que
hace tanto no encendía.

Él fue aquel encendedor de luz,
que terminó avivando mi vida.

Una contracción me azotó y era el placer puro, cuando sentí que de un modo travieso él retiraba mi pantys. Al
retirarlo, toco lentamente mis labios vaginales, pude observar como mordía sus labios demostrando en su gesto el placer del deseo que deseaba culminar en mi.
Yo temblando cerré mis piernas, pero él las separó, y besó parte de mis labios, separandolo con su lengua muy lentamente hasta descubrir mi clítoris.

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