Capítulo 9. La promesa

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Te encontré buscándote: Capítulo 9 - La promesa

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No esperó respuesta, y la besó, abriendo sus labios con su lengua, e introduciéndose en su boca, recorriendo su encía. Cerró los ojos...ella parecía muy tímida besando, apenas movía los labios, como sino se atreviera a más. Eso le produjo tanta ternura, que lo enloqueció... puso las manos en su cara, los dedos debajo de su oreja. Austin sintió una pronta erección, pero se contuvo para no pasarse de la raya. Era una chica inexperta, lo último que quería hacer era arruinar el momento.

Alma pasó los brazos por sus hombros y sus pies se despegaron del suelo volando en una dimensión inalcanzable hasta el momento. No sentía las piernas, una sutil y dulce anestesia se apoderó de sus extremidades. ¿Aquello era real? ¿Estaba realmente sucediendo o pronto despertaría? De lo único que estaba segura es que deseaba que no tuviera final. Austin acarició su nuca, profundizando la unión de sus bocas, y colaborando con aquella locura..
Alma sintió un deseo primitivo, ansias de desabrochar su camisa, pero era incapaz de avanzar.

Austin besó el cuello y suspiró reprimiendo un gemido. Cuando se separaron él estaba agitado y rojo.

-Eres tan perfecta...tan hermosa.-acarició su cuello, susurrando y rozó su nariz con la de ella - Me haces mal a la salud mental. - La miró - Dime que te pasa lo mismo...

Alma estuvo a punto de confirmarle, pero algo la detuvo. Sintió vergüenza de sus antojos. La segunda vez que lo besaba y ya sentía deseos de entregarse a él. Por otro lado, para ella no era tan evidente ni verosímil lo que Austin decía sentir. Aún temía que fuese una broma de mal gusto.

-¿Que te pasa? - dijo Austin, nervioso.

-Escuché lo que le dijiste a Lennox en la fiesta...que era un suplicio que Emilse te hubiera puesto conmigo en Ética, que preferías estar a kilómetros de mí.

"¡Maldita sea mi suerte!" pensó Austin con rabia.

-Puedo explicártelo. - repuso enseguida.

-Créeme, no necesito ningún tipo de traducción, Beckett. No pienso permitir que te burles de mí y vengas a decirme mentiras.

-Alma, lo dije porque estaba enojado contigo, porque....convengamos que tú me has dicho cosas muy ofensivas también -se defendió de buenas maneras. La rebajó con la mirada, y se cruzó de brazos.- Además te vi besándote con Carthwooth.

Alma se puso roja.

-¿Me estuviste espiando, Beckett?

-Fue de casualidad.

-Sí, claro...

-Estamos mano - se encogió de hombros - Tú me espiaste en la fiesta, bonita.

-¡Le dijiste cosas muy feas de mí a esa víbora! ¡Dijiste que no me soportas, que soy...! - no pudo continuar, quería llorar, se sentía muy humillada. Austin no pensaba rendirse, menos sabiendo que era recíproco.-¿Sabes qué? Mejor vete con tu novia.

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