Capítulo 2. Cuestión de Ética

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2 . Cuestión de Ética

Cuando llegó a la puerta del salón, Austin se quedó agazapado, incapaz de vencer la curiosidad de quedarse para saber qué hacía Alma Wagner con tal de llamar la atención. Estaba indignado con todos los alumnos de Sage. Ni siquiera lo miraron al pasar, cuando horas atrás lo frenaban para pedirle autógrafos y entusiastas, le preguntaban por la fecha del próximo entrenamiento para ir a verlo jugar. De repente Austin se sintió invisible para todos, eclipsado por la figura de Alma.

Agudizó el oído, y se animó a espiar. La "estirada" continuaba aconsejando a las jovencitas que se arremolinaron, sonriendo, y escuchando consejos sobre el cuidado del cabello, las uñas y hasta los dientes. De pronto llegó un profesor y se acercó al grupo, que hizo silencio al notar su presencia.

-Disculpen la intromisión...-empezó a decir, irónico.

-Es fin de semana, profe - saltó una adolescente, a la defensiva.

-Ya lo sé, Valery. Solo vengo a saludar a la nueva alumna y a darle la bienvenida.- Alma, encantada de continuar siendo protagonista, le sonrió.

-Profesor, es un honor conocerlo - dijo falsamente - Soy Alma Wagner.

-Encantado, yo soy Felix Marshall, el profesor de Literatura.

-¡Ay, qué lindo! Me encantan los libros...sobre los de cosmética.-Marshall suspiró.

-Venía a comentarle que no puede pasear por el Colegio con ese...-la miró de pies a cabeza-... atuendo.

-¿Qué tiene de malo mi atuendo? - repuso Alma, fingiendo inocencia- ¿No me queda lindo?

-Sabe perfectamente que no es el punto. Pueden utilizar ropa informal los fines de semana, con la condición de que cubra todas las partes del cuerpo. -remarcó el profesor.- ¿Es que no leyó el reglamento, señorita?

Alma hizo un convincente gesto, muy apenada.

-Lo siento, profesor, no me di cuenta - mintió, con fingida pena-. Es que salí de mi mansión tan apurada. Recién me estoy adaptando - Eso fue suficiente para que el profesor Marshall adoptara otra actitud.

-No se preocupe - repuso enseguida- Puedo dejarlo pasar por esta vez, pero le ruego que no se repita... -hizo una pausa, y la miró intrigado. - ¿Dijo que su apellido era Wagner?

-Oui -confirmó ella, con dulzura. - «Sí», en francés.

-Le entendí, le entendí. ¿Eres pariente de Jacob Wagner?

-Es mi Daddy.- dijo risueña.

-¡No lo puedo creer! Conozco a Jacob, terminamos juntos el colegio. ¡O sea, aquí! - exclamó Marshall, entusiasmado.

-¿De verdad? - dijo Alma, como si fuera una gran noticia para ella - ¡Qué casualidad, profesor!

-Los vinos que produce Jacob son la hostia, niña.

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