EL OTRO (Titular y suplente)

647 3 0
                                    

EL OTRO (Titular y suplente)

Un rayo la Beatricita, ah si la viera Santiago, Rolando sabe que ése debe haber sido el examen más duro para aquel traga famoso􏰀 Años sin Beatriz, quién sabía cuán- tos􏰀 Ahora hay alguna esperanza, pero entonces􏰀 Claro que Santiago tendrá varios otros rubros de nostalgia, Graciela entre ellos por supuesto, pero lo más bravo debe ser lo de Beatriz, porque cuando cayó recién empe- zaba a disfrutarla􏰀 No mucho, claro, porque fueron años tremendos, pero de cualquier manera cada dos o tres días se hacía un ratito para verla, y la traía a la cama grande y loqueaba un rato con la piba, que desde que era un gorgojo fue avispadísima􏰀 Santiago sí que era pa- dre de vocación, no como él, Rolando Asuero, habitué de quilombos en primera instancia, de amuebladas des- pués, en realidad fue la política la que acabó con su latin american way of life, hay que ver que en los últimos tiempos hasta las amuebladas eran usadas para contac- tos clandes, qué desperdicio, él siempre sentía un poco de vergüenza de no quitarse ni la campera y de tener que respetar a la compañera de rigor (tango habemus: me cachendié, qué gil) en aquel ambientacho de jolgorio clásico, bueno alguna vez el contexto pudo más que el texto, de todos modos siempre le pareció que era un abuso de autoridad por parte de los irresponsables Res- ponsables, porque las compas por lo general estaban buenísimas y uno tenía que estar tan atento a no excitar- se, tan dedicado a pensar en bloques de hielo y cumbres nevadas, que después hasta se olvidaba del mensaje re- cibido y a transmitir􏰀

Un rayo la Beatricita􏰀 Hoy había estado un buen rato charlando con ella, mientras ambos esperaban a Graciela􏰀 A Rolando le encanta cómo la gurisa habla de

86

la madre, y cómo la tiene fichada, y cómo le conoce las inexpugnabilidades y los puntos vulnerables􏰀 Pero lo cu- rioso es que lo dice sin vanidad, sin petulancia, más bien con un rigor casi científico􏰀 Es claro que ese rigor se esfu- ma cuando empieza a hablar de Santiago􏰀 Lo ha endio- sado􏰀 Hoy acribilló a Rolando, a tío Rolando (para ella todos los amigos y amigas de Graciela son tíos), pregun- tándole sobre el Penal, sobre cómo serían las celdas, so- bre si será cierto que se ve el cielo (él dice que sí, pero ella, a lo mejor es para que Graciela y yo no lloremos) y por qué exactamente estaba preso si tanto Graciela como él, el tío Rolando, aseguraban que era tan bueno y quería tanto a su patria􏰀 Y ahí se había callado un ratito para preguntarle después, con los ojos entrecerrados, concentrada en una preocupación que sin duda no era nueva, tío cuál es mi patria, la tuya ya sé que es Uru- guay, pero yo digo en mi caso que vine chiquita de allá, eh, decime de veras, cuál es mi patria􏰀 Y cuando decía mi se tocaba el pecho con el índice, y él había tenido que carraspear y hasta sonarse la nariz para darse tiempo y luego decirle que puede haber personas y sobre todo ni- ños que tengan dos patrias, una titular y otra suplente, pero la gurisa a insistir cuál era entonces su patria titular y él eso está claro tu patria titular es Uruguay, y la gurisa a meter entonces el dedito en la llaga y por qué entonces no me acuerdo nada de mi patria titular y en cambio sé muchas cosas de mi patria suplente􏰀 Y menos mal que justo ahí llegó Graciela y abrió la puerta (porque estaban esperando junto a la ventana y sin poder entrar) y fue a lavarse las manos y a peinarse un poco y le ordenó a Beatriz que también se lavara las manos y la gurisa que ya me las lavé al mediodía y Graciela montando en cóle- ra y llevándola de un brazo hasta el lavabo con cierta brusquedad y/o impaciencia, y regresando agitada a donde estaba Rolando, sentado en la mecedora, mirán- dolo como si sólo ahora advirtiera su presencia y dicién- dole hola con una voz cansada e indefensa que sólo lejanamente se parecía a la suya􏰀

87 

primavera con una esquina rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora