<<Introducción>>

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Y no llego, llevaba más de una hora esperando en aquel lindo lugar que ambos habían escogido para su ceremonia de matrimonio, pero el muy hijo de su puta madre no llego, si hasta última hora por la noche le había dicho por teléfono lo feliz y ansioso que estaba y ahora no aparecía por ningún lado.

-Jimin tranquilo a lo mejor hay tráfico y por eso mi hermano no ha llegado, lo volveré a llamar-Tráfico? No había atocha miento que prohibiera llamar para avisar que llegaría tarde, la vio salir y mirar la pantalla del móvil algo ansiosa- responde maldita sea...-

--Hijo- su madre lo miraba con la pena reflejada en sus ojos- el juez de ya debe irse amor- la miro rogándole que lo detuviera un poco más, su madre comprendió- hablaré con él si puede esperar un poco más- asintió y siguió con sus ojos al borde del llanto fijos en la puerta, él tenía que llegar llevaban un año planeando aquella boda, habían invitado a sus amigos más cercanos y familia, él tenía que llegar.

-¡Hasta que respondes!!- en cuanto ella gritó Jimin camino hasta ella y le quitó el teléfono.

~Solo dile que lo lamento, pero no iré, no me casaré con alguien que no amo...- su corazón se rompió, como que no lo amaba? Imposible si diario se lo decía- solo pídele disculpas de mi parte y que siga con su vida- ¿me escuchaste? Hola...- miro a la chica y le entregó el teléfono, comenzó a caminar hasta la salida de aquella sala, el sol le dio de lleno en su cara, era un día hermoso, lástima que él ya no lo veía así.

-Jimin espera donde vas- escuchó los gritos de su madre, pero los ignoro- Ji... Jimin!!-cuando puso el primer pie fuera de aquel lugar se echó a correr- Jimin!!-

Se detuvo frente a al departamento de su novio y busco la llave que siempre tenía escondida en caso de emergencia, en cuanto entro vio la ropa de dos personas regada por el suelo, su mente armó la escena y su corazón se volvió a romper, oía risas provenientes de la habitación misma que tantas veces compartió con el maldito traidor, camino lento por el pasillo, la puerta estaba semiabierta.

Escuchó el vibrar del móvil de su ex novio y como este lo tomaba para arrojarlo lejos.

-Demonios tan difícil es entender que no iré?-

-Debe estar llorando como una magdalena- reconoció esa voz, sus ojitos se llenaron de lágrimas y con la poca valentía que había encontrado en alguna parte de alma, abrió la puerta por completo y ahí estaban, juntos desnudos besándose como si no hubiera un mañana, cuando el idiota fijo su vista en la puerta casi le da un infarto al ver al Peli negro parado en ella.

-Jimin!?- quien estaba con él se giró y vio la decepción plasmada en sus ojos, se cubrió como pudo- qué, qué haces aquí yo...-respiro profundo y si bien la primera intención fue gritarles hasta se iban a matar en su quinta vida, solo paso saliva dio media vuelta y salió de aquel lugar no sin antes dejar aquel anillo que el imbécil aquel le había dado, como ilusión de matrimonio- Jimin espera...-

Cuando salió al salón ya no estaba, la puerta estaba abierta y sobre la mesa vio el anillo.

-Iras tras él?- preguntó con voz melosa.

-No, supongo es mejor así-

Mientras Jimin no sabía si llorar, reír, maldecir, gritar, era un mar de emociones y todos querían aparecer al mismo tiempo, estaba ahí en aquel puente mirando el vacío, le dolía claro que le dolía, puso un pie en el barandal, decidido a acabar con ese dolor, pero la vida y el destino le tenía algo más preparado.

Él solo vio a un ángel queriendo volar, solo que hacia abajo, corrió rápido y con electroshock en mano le dio una descarga, era eso o verlo caer.

Cuando Jimin despertó en el hospital lo único que le dijeron es que un joven lo había llevado inconsciente, la enfermera le entregó lo único que el misterioso joven le había dejado, una tarjeta de presentación en blanco, cuya únicas letras escritas a mano alzada decían "Vive" y a partir de ese momento eso haría, vivir.

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*Bollywood Bar*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora