13 Un rey sin visión

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El agua fría recorría cada centímetro de su cuerpo, su mente imaginaba una y otra vez los posibles escenarios con el rey. En los aposentos, en el jardín o en la sala del trono. Los besos de David penetraron su alma, no había nadie en el mundo que lo amara más que él.

Gracias a Dios nadie los había descubierto todavía. El miedo y la sensación de sentirse vigilado lo acompaña en cada instante. La Reina Consorte ha buscado tener contacto con él, mismo que ha evitado.

¿Que pasaría si ella descubriera que es el amante de su esposo, del rey?

Lavo su cuerpo con suavidad, la esencia resbalo hasta el suelo y recordó en aquel momento el cuerpo de David detrás de él, quería volver a sentirlo y jamás separarse.

Cuando termino de bañarse se dispuso a cambiarse, quedó desnudo en sus aposentos sin imaginar que nadie más lo veía, estaba equivocado. Unos ojos lo vigilaban igual con lujuria.

— Tiene un buen cuerpo — dijo aquella voz que tanto odiaba.

El Príncipe Jonathan le sonrió.

— Le pido porfavor que abandoné mis aposentos señor — dijo muy nervioso — Porfavor.

A Jonathan no le importo.

Siguió ahí sentado observando el cuerpo de Jadiel. Era hermoso, su piel blanca y aquellas caderas lo volvían loco, muy loco. Realmente se estaba sintiendo atraído y no lo podía evitar.

Un fuego recorrió toda su espalda, una sensación de placer al ver a Jadiel desnudo.

— He venido para hablar de asuntos del Imperio, si gusta puede comenzar a vestirse. Somos hombres, todo lo que usted tiene lo tengo — se burló Jonathan con algo de sarcasmo.

— Me es incómodo, señor — replicó Jadiel.

— Perdón señorita — rió el príncipe volteando para no mirar.

Jadiel se cambio muy rápido. Cuando estuvo listo le dijo al príncipe que ya estaba listo. Hoy había llegado al palacio la Princesa Mirza, ella era hija de la difunta Reina Madre.

— Tienes un lindo trasero aún con tu pantalón — dijo Jonathan con lascivia.

A Jadiel no le causó risa.

— ¿Que intenta señor? — pregunto con molestia.

— ¿Qué intentas tú? — pregunto el Príncipe Jonathan — Harás todo lo que te pida, ya se que eres amante de mi hermano. Y tú sabes lo que puede pasar.

Jadiel no supo que decir, se sintió descubierto por el príncipe. Su silencio era la prueba de lo que Jonathan le decía.

— Ahora vayamos a recibir a mi tía la princesa — dijo Jonathan con una perversa sonrisa.

— No — dijo Jadiel acercándose peligrosamente al príncipe.

— ¿Dijo algo?— inquirió Jonathan.

— Ya escuchaste príncipe, difamar al rey es un gran delito que no se puede perdonar, jamás  — dijo Jadiel con una sonrisa en su rostro  — Y mucho menos acusarnos de ser amantes. Yo mismo hablaré con Su Majestad de este tema.

— No lo harás — dijo el Príncipe Jonathan.

— ¿Y cómo estás tan seguro? — pregunto Jadiel.

— Porque sabes que lo que digo es solo un chiste — dijo Jonathan — ¿o no es así?

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Mirza vio a la familia real a su alrededor.

El Rey David estaba junto a su esposa la Reina Consorte Anastasia, la Reina Madre, sus hijos y hermanos Violeta y Jonathan. Después de ellos estaban los dos visires más importantes. Abraham y Jadiel uno lado a lado.

El Amante Del Rey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora