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DESPUÉS de presenciar a un Parrish rabioso y el cual disparó a Noah en el brazo.
Iba por los pasillos del hospital preocupada buscando a los Stilinski hasta que al fin encontré la sala.
Entré en silencio al ver a Noah dormir en la camilla por lo que me acerqué a Stiles, me agaché para mirar si cara y le sonreí mínimamente
Va a estar bien. Tranquilo -le susurré para luego besarlo. Correspondí su abrazo y me mantuve callada cuando noté algunas gotas caer en mi hombro. Acaricié su espalda y no me separé hasta que lo noté más tranquilo-

ESTABA acostada en la cama de Stiles mirando la pizarra llena de fotos, papeles y cintas encima.
Mi mirada fue a la impresora cuando hizo un pitido
Prueba con Maddy. Tiene que ser esa -le dijo Stiles a Lydia ignorando a la impresora-
¿No te parece un poco obvio como clave? -le preguntó Lydia-
Seguro que es Maddy -señaló mi novio pero esa no fue la clave- pues pon tu nombre. Te dejó el código abrí, tendrá que ser tu nombre -también falló- pues el de tu madre -tampoco funcionó- ¿Habéis tenido alguna mascota?
Stiles, tenemos que pensar en algo con más valor sentimental -le dije aún en mis pensamientos tratando de buscar algo-

STILES -me quejé cuando la impresora volvió a pedir papel-
¿Ya estás bien? -le dijo al objeto tras meterle un buen montón de folios-
Creo que ya lo tengo -le dije a lo que ambos me miraron- Lorraine te lo dejó a ti, entonces debería de ser algo entre ella y tú
¿Qué recuerdas hacer con tu abuela? -le preguntó Stiles tras señalarme y asentir dándome la razón- ¿Algo especial que hicierais solas? ¿Ibais a la playa? ¿Comíais helado?
Leíamos -dijo Lydia-
¿Qué libro? -le pregunté-
La sirenita -contestó ella-
¿Leísteis esa película? -le preguntó Stiles-
Primero fue un libro -le dijo Lydia- ¿Hans Christian Andersen?
Prueba con la sirenita -le dijo mi novio. No funcionó ni tampoco con sirena-
Lo leíamos todas las noches. Me obsesioné tanto -nos dijo Lydia- que estuve tres meses sin responder a nada que no fue Ariel. A mis padres les ponía de los nervios
Pon Ariel -le pedí. Solté un suspiro de alivio cuando salió el resto de los nombres-


MIL -nos dijo el idiota del manicomio-
¿Mil dólares? Para conseguir una llave y entrar en una sala -preguntó Stiles sin creérselo- ¿Estás mal de la cabeza?
Cuando tengas la llave, pondrás tu el precio -le dijo-
Ya me gustaría a mí llevar encima mil dólares todos los días -me crucé de brazos -
Se que ustedes no -nos miró- por eso me dirijo a ella
Tengo 500 -le dijo Lydia dándole un par de billetes. Le di un disimulado codazo a Stiles al ver una cinta parecida a la que venía en la bolsa con el dinero-
Seguidme -nos dijo el mayor-
Esto no me gusta -les susurré a lo que Stiles acarició mi hombro y caminó detrás de nosotras-


¿TODO bien? -preguntó él tras llegar a una sala-
Si, podemos arreglárnoslas solos -le dijo mi novio- ¿Tienes la lista, Lydia?
¿Por qué añadiste dos nombre? -le pregunté con el ceño fruncido al ver el papel-
Yo no he escrito nada -dijo la pelirroja-
Se parece mucho a tu letra -le señalé-
¿Por qué iba a añadir otros nombre? -preguntó Lydia-
¿Y por qué los nuestros? -le preguntó Stiles-
Fueron las cintas, ¿verdad? -nos asustó el idiota. Lo siguiente que sentí fue mi cara contra el suelo-


¡AYUDA! ¡Necesitamos ayuda! -gritó Lydia mientras yo trataba de liberarme de la columna-
Hay mucha gente pidiendo ayuda en este sitio -le dijo Stiles- no creo que nadie haga caso
¿Alguna otra sugerencia, Stiles? -le pedí-
No eran suicidios, eran asesinatos -repitió Lydia-
Por eso te dejó ese mensaje -le dije-
Predijo su propia muerte. Sabía que lo averiguaría -afirmó Lydia-
Una vez, fuiste capaz de predecir la tuya -volvió el loco- pero no eran asesinatos. No soy un asesino en serie a lo Ted Bundy que va rajando universitarias
No, solo eres el ángel de la muerte -se burló Stiles-
Creo que no entiendes lo comprometido que estoy con mi trabajo, Stiles -se acercó hacia él- aquí hay gente que no necesita tratamiento. Sino liberación. Yo les ayudé. Yo ayudé a Lorraine
La mataste -le dije-
La ayudé -repitió acercándose hacia mi- y ahora tu amiga me va a ayudar a mí ya que hay algo que siempre me ha molestado


LA cinta de la abuela de Lydia estaba en marcha, la cinta de su asesinato. Yo cerraba los ojos y trataba de alcanzar la mano de Lydia mientras Stiles nos decía que no lo escuchemos
No le aconsejo volver a hacer eso -reí cínicamente cuando le dió un puñetazo a Stiles- puede que piense que ahora tiene el poder y nos vas a matar pero es porque aún no nos conoces
Tienes una cara muy bonita como para destrozarla, qué pena que no seas tan inteligente como pensaba -acercó un pequeño cuchillo a mi cara a lo que yo lo miré sin importarme tener miedo-
¡No la toques! -gritó Stiles-
Este es su castigo -se rió él para luego pasar la cuchilla por mi mejilla. Dolió pero no lo suficiente como para hacerme gritar o llorar-
Apaga esa mierda -le repetí. Noté su palma en mi mejilla ardiente y luego como caminaba hacia Lydia y le decía que escuchará: no le hagas daño a Ariel-
El, ¿estás bien? -me preguntó Stiles. Yo entrelacé mis dedos con los de él como pude-


EL idiota había sacado un botiquín y nos quería administrar un medicamento raro con una aguja
Stiles, admito que yo no tengo talentos especiales como Lydia -dijo él- pero no se como sabía que esto íbamos a repetirlo
Sueltala -llegó Parrish justo cuando el psicópata le adjuntaba el líquido a Lydia- quita el dedo de esa aguja y apártala lentamente de su cuello
Joven agente -saludó él- es solo un niño. Seguro que nunca ha disparado un...
Él mató a mi abuela -le dijo Lydia cuando Parrish lo disparó y empezó a desatarnos- estaba controlando a Meredith
La utilizó para crear la lista negra -dijo Stiles mientras lo soltaba del amarre-
Y la mató por intentar ayudarnos -continuó Lydia. Había algo que no me cuadraba-
¿Creéis que fui yo? -rió él maníaco- ¿Que yo la controlaba? Idiotas. Era ella la que me controlaba a mí
Stiles -lo llamé tras ver a Meredith llegar- me debes diez dólares. Os advertí que no me daba buena espina
Él no es el Benefactor -comprendió Lydia-
No. Él no estaba en mi lista -dijo Meredith- pero era mala persona
¡Cómo tú! Estás loca -le dije obvia-










𝘌𝘭𝘦𝘰𝘯𝘰𝘳 (STILES STILINSKI) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora