Presagio

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—¡Corre! No mires hacia atrás —La joven observó con ojos cristalinos a su pequeña hermana, quería ser fuerte delante de ella pero el miedo la invadió por dentro, su corazón latió muy rápido, sentía que cada minuto que transcurría aquel horrible ser más se acercaba hacía ellas.

Las dos chicas se encontraban corriendo en medio de la noche, el oscuro bosque era testigo de esa persecución , eran presas de un temible depredador que solo quería alimentarse de sus almas. Pareciera que estuviesen recorriendo un mismo camino sin fin como si fuese un laberinto sin salida donde no había ningún lugar para ocultarse.

A pesar de que ambas corrían con todas sus fuerzas no podían sentir la caricia de la brisa, tampoco podían oir el croar de las ranas, no por el miedo que sentían sino porque realmente esos elementos no estaban presentes en aquel tétrico lugar.

De repente la chica mayor vio en el camino algo que no había visto, era un hueco como de unos dos metros de profundidad, parecía los restos de alguna trampa para animales, al lado habían unas enormes ramas de árboles que podían servir para taparlo.

Nuris miró a su pequeña hermana, apenas tenía unos 8 años y ella 18, la vio tan agotada, era muy joven para seguir corriendo, tenía miedo de que él las alcanzara antes que amaneciera, tomó una difícil decisión y se lo notificó a la pequeña:

—Solcito te ocultaré en aquel hueco.

—Él me encontrará, no me dejes allí tengo miedo —De sus ojos se derramaron unas lágrimas.

—Él no te verá, te taparé con aquellas ramas —Le señaló las enormes ramas llenas de hojas que se encontraban a la derecha.

—¿Estas segura? —La niña se limpió las lágrimas con sus manos.

—Si, prometo que regresaré por ti.

—¿Y si él te alcanza? —Sus labios estaban temblorosos.

—Soy rápida, no me alcanzará...¡Prométeme que guardarás silencio hasta que salga la aurora!, con la luz del día no te podrá lastimar.

—Lo haré, pero déjame la linterna, así me sentiré mejor.

—Está bien , baja rápido —La pequeña rubia se adentró hacia aquel hueco, a lo que estuvo en tierra firme su hermana le pasó el objeto —Sientate, puedo oir que se acerca —le murmuró mientras un frío recorrió su piel, observó a la niña por última vez, puso su mano derecha a altura de su corazón mientras la miraba con ternura. Luego procedió a tapar con mucha rapidez aquel lugar con las ramas, a los minutos escuchó unos pasos acercándose. Las ramas de los árboles eran golpeados de forma salvaje y rechinaba el crujir de las hojas secas como si fuesen huesos aplastados, el aire se tornó caliente y la chica comenzó a correr haciendo más ruido de lo normal para que él la siguiera, en ese momento se había convertido en la carnada para salvar a su hermana, haría lo que sea por ella.

Nuris solo pensaba en el bienestar de su hermanita, sabía muy bien que la niña le tenía mucho miedo a la oscuridad, y desde hace mucho tiempo ese ser la estaba acosando aprovechándose de sus temores para apoderarse de ella, se valía de la oscuridad para llevar a cabo sus planes.

La chica corrió y corrió en medio de la noche, al principio sintió que la estaban siguiendo , había logrado su objetivo, de repente se sintió sola, una extraña sensación recorrió su cuerpo, como si le apretaran el pecho, le dolía de una forma indescriptible, en sus parpados apareció un tic tac que no era común en ella. Luego recordó su mayor error.

—¡Noooo! No puede ser...no debí dejarle la linterna.

Cayó de rodillas llorando mientras se tapaba el rostro con ambas manos.

—¡Solciiiito! —Nuris despertó toda sudorosa llorando mientras gritaba el nombre de su hermanita menor, su corazón estaba agitado como si realmente hubiera corrido, trató de calmarse al ver que se encontraba sola en su habitación, miró el reloj de mesa, era 4am, a esta hora no podía llamar a su madre porque la podría asustar. Después de calmarse, reflexionó:

—No es real, fue solo una maldita pesadilla. Ella está bien —Prendió la luz y tomó el retrato familiar que estaba en la mesita, se veían tan felices las tres hermanas, Ana, Solcito y ella. Desde que Ana se casó ella era más unida con la niña.

La chica no logró conciliar el sueño y se tuvo que preparar un poco de te valeriana para dormir un rato ya que temprano tenía que ir a la universidad, estaba culminando el semestre por lo que tenía muchos exámenes y trabajos acumulados, ya tenía un mes sin ir a su pueblo, extrañaba mucho a su familia.

A tempranas horas de la mañana la chica llamó a su madre preguntando por su hermanita y por el resto de la familia, se sintió más tranquila al saber que todos se encontraban bien y habló un rato con Solcito:

—Te extraño manita ¿Cuándo vienes?

—Voy a lo que se termine el semestre. ¿Te estas portando bien con mamá?

—Claro que sí...siempre me porto bien.

—Ya mamá me contó que te peleaste con una de tus compañeras del colegio.

—Ella me provocó primero... No quise agarrarla por los pelos.

—Nada justifica la violencia. ¿No que ustedes eran muy buenas amigas?

—Ya no somos más amigas. Ella es muy mala conmigo.

—¿Dime qué te hizo Brilla?

—Siempre me quitaba la merienda, y no me molesta compartir... pero ella se lo agarraba todo.

—¿La agarraste por los pelos por tu merienda? Eso no está bien pero se lo hubieras dicho a tu maestra.

—No fue por eso...es que ella me dijo que yo era muy fea y que el di-diablo me iba a llevar con él. —La niña comenzó a llorar, luego continuó con la voz entrecortada. —Y-yo la consideraba mi amiga, por eso le conté sobre las cosas que veía por las noches.

—No llores más mi niña, no le hagas caso que el diablo no se lleva a los niños, todos van al cielo.

—¿Y Brilla también irá al cielo?

—Lamentablemente si...

—¡Que mala onda!

—No es bueno que le desees el mal a los demás.

—Tienes razón. Nadie merece ir con él...nadie.

—Así es, recuerda orar siempre antes de ir a la cama, eso evitará que tengas pesadillas. Bueno, no quiero más peleas. Hablaré con esa niña cuando vaya para allá.

—Sabía que podía contar contigo. Te quiero mucho, eres la mejor hermana en todo el universo.

—También te quiero mucho, eres el sol que alumbra mi vida, no le des tantos dolores de cabeza a nuestra madre.

Esa fue la última conversación que tuvo con su hermana. Nuris continuó con sus clases normales pero aún sentía que algo la perturbaba, más aún cuando recordaba la mirada de Solcito durante aquel terrible sueño o mejor dicho pesadilla.

Transcurrió solo un par de días para que la chica recibiera la noticia de que la niña falleció de forma extraña. Su familia aseguró que le dio unos fuertes dolores abdominales que le quitó la movilidad de las piernas, los médicos no detectaron ninguna enfermedad, ella presentaba alucinaciones antes de expirar su último aliento. Gritaba constantemente: "No me dejes con él...tengo miedo...no me dejes".

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Voces del más alláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora