Capítulo 7

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Sunghoon.

Sunghoon estaba asustado, esta vez demasiado asustado, pero intentó no dejar que el pánico invadiera su mente. Corría entre los árboles llamando a Hagrid en voz baja porque no quería atraer a ninguna criatura con sus chillidos de "niña pequeña". Pasaron unos minutos y estaba comenzando a desesperarse, tal vez debería volver con Jake y conjurar más chispas mágicas para que los vieran, no sabía si Jake seguía consiente. Intentó volver por donde había venido, cuando un ruido llamó su atención.

Se escondió atrás de unos arbustos e intentó mirar a través de las ramas, luego avanzó un poco más al escuchar unas voces distante y se escondió detrás de un árbol, pero no reconocía ninguna voz de sus amigos. Miró lo más despacio que pudo y divisó a dos hombres y una mujer que llevaban máscaras, uno de los hombres llevaba a un niño pequeño con una bolsa que le cubría la cabeza.

–Arrodíllate– murmuró el sujeto más alto apuntándolo con su varita.

El niño cayó de rodilla al suelo y la mujer le sacó la bolsa de la cabeza.

Sunghoon ahogó un grito, era Jiseo. Era el amigo de sus hermanas, el pequeño niño al que había ayudado en la estación del tren.

Quiso gritar, quiso moverse, pero su cuerpo se lo impedía, sentía como todo se había congelado por el pánico. El pequeño tenía la mirada perdida, con unos ojos vidriosos, como si estuviese ajeno a toda aquella situación.

Uno de los hombres se arrodilló y sacó un cuchillo de su bolsillo, levantó la mano de Jiseo y le hizo un pequeño tajo, el chico se sacudió un poco, pero ni miró la herida, solo se mantuvo con la vista al frente. La sangre comenzó a gotear de su mano y el hombre de la máscara lo introdujo en un pequeño frasco.

Sunghoon sentía que estaba en un sueño, todo parecía borroso y distante.

–¡Avadakedabra! – gritó entonces el hombre que se mantenía parado detrás del niño y una luz verde iluminó todo el bosque. Jiseo ahora yacía tirado en el suelo tieso. Sunghoon logró salir de su ensoñación, sentía los párpados y las piernas pesadas, pero aún así, hizo su mayor esfuerzo para moverse. Salió de su escondite y gritó:

Expelliarmus– conjuró. Uno de los hombres salió volando hacia atrás envuelto en una luz azul y su varita cayó en la mano de Sunghoon.

El otro, que se mantenía parado, volteó para mirar al joven.

–Vaya, así que tenemos un pequeño intruso– dijo el hombre con una voz fría. –Debes ser bastante fuerte, muchacho, no cualquiera logra mantenerse de pie con este conjuro.

Sunghoon alzó su varita, pero no fue lo suficientemente rápido.

Petrificus totalus– gritó el sujeto apuntando hacia él.

Sintió como todos los músculos de su cuerpo se congelaban, la sensación era desesperante, Sunghoon veía todo a su alrededor, pero no podía moverse.

–Podría matarte– murmuró acercándose a Sunghoon, su voz era grave y fría, sin una gota de sentimiento –Pero necesitamos a alguien que le de la noticia a Dumbledore, así que hoy es tu día de suerte.

El hombre se alejó y dibujó un símbolo en un árbol, una calavera con dos serpientes formando un círculo a su alrededor. Las tres personas desaparecieron en la oscuridad dejando a Sunghoon petrificado junto al cadáver de Jiseo, el chico castaño luchaba por no quedarse dormido, pero sabía que el conjuro era muy potente, pronto todo se volvió negro y Sunghoon perdió la conciencia.

Jake.

Jake se despertó lentamente de su sueño por una luz suave que entraba por las ventanas frente a él. Trató de incorporarse, pero su cuerpo no lo dejó, le dolía todo. Los recuerdos del bosque prohibido lo bombardearon de pronto, la serpiente que lo había mordido, sus amigos... Sunghoon. Jake se preguntó si su compañero habría encontrado ayuda o se había perdido en el camino...

The darkest hours [Harry Potter- Adap. JakeHoon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora