Una tarde perfecta

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—¿Sabes, tío? Tenía un pez; se llamaba Clodomiro, pero se lo comió mi gato Pancracio. Después tuve un hámster… Rufino… pero también se lo comió el gato. —Hice una pausa para luego proseguir—. Ahora tampoco tengo gato. Le dio un infarto al enterarse del auge de la inflación en el mercado mundial.

Mis ojos comenzaron a arder. Tragué saliva, y me odié por ser débil. Los hombres son fuertes y nunca lloran. No quería ser una vergüenza para mis abuelos, mi padre, mis cinco hermanos, siete tíos y catorce primos.

—Me he presentado a las pruebas para entrar al grupo de Ballet. —Llevé mi mano a la boca y mordisqueé mis uñas; ya se había vuelto una costumbre—. Me rechazaron. Dicen que no tengo la estatura suficiente. —Froté mi barbilla mientras una idea revoloteaba en mi cabeza—. Algún día fundaré un club de Ballet para pitufos como yo.

Una ráfaga de viento hizo contacto con mi piel y me abracé como respuesta.

—Por fin me armé de valor y me le he declarado a Renata —comenté con entusiasmo—. El día de su cumpleaños le preparé una gran sorpresa. Ella entraba al salón de clases, ‘’All of me’’ de John Legend comenzó a sonar, unas margaritas fueron lanzadas sobre ella, y yo estaba arrodillado justo al frente esperando para decirle cuánto la quería. Todo era perfecto… —Inflé las mejillas y expulsé el aire contenido en ellas—. No pudo celebrar su cumpleaños. Terminó en el hospital. —Rasqué la parte trasera de mi cabeza—. Es alérgica a las margaritas.

Mi vida es tan patética. Pensé mientras recorría con los dedos la lápida de mi tío abuelo.

Próculo Tiburcio Calavera Calva
3 de enero de 1950 – 25 de julio de 2022
EPD

Me gusta ir al cementerio a charlar con él. Es con el único que podía desahogarme. Todos me tildaban de parlanchín y se agobiaban con mis conversaciones.

Como si de un temblor de tierra se tratase, sentí la tumba estremecerse y me levanté de un tirón. A continuación sucedió algo que me dejó patidifuso, consternado, estupefacto, boquiabierto… 

Mi tío, o en lo que se había convertido, salió del sepulcro y se dirigía hacia mí.

Un grito desgarró mi garganta. Sentí el corazón latiendo a 1 000 km/h. Casi sufro un infarto como Pancracio.

Caí al suelo de rodillas e hice la señal de la cruz en un puro nervio.

—Diosito, confieso que le he robado el lápiz a Clara, he suspendido cinco exámenes, me he fugado de casa, no he hecho los deberes, y le he dicho a la maestra que es una vieja insoportable y que debería buscarse un marido para que no siga perturbándonos… pero pido perdón por todo. No me lleves ahora, te lo imploro. Aún tengo que ver los 18 000 capítulos de "Guilding Light", y sobre todo, quiero tener mi primera novia.

—Hey, hey. Cálmate, muchacho. —Sus rasgos faciales no eran los mismos,  estaba hinchado, la piel era pálida, sus uñas y cabello parecían haber crecido y emanaba un olor a carne podrida—. No voy a llevarte conmigo. Sólo que ya estaba aturdido con tu vida tan trágica —aclaró mientras sostenía su tabique y ponía los ojos en blanco.

—¿Te apetece una jugada de parchís como en los viejos tiempos? —indagué.

—Por supuesto, Proculi…

—¡Que no me gustan los diminutivos! —Mi madre me había nombrado como mi tío. Creo que me odiaba. 

Nos sentamos sobre la tumba vecina y jugamos parchís mientras bebíamos zumo de apio y él me contaba sobre la vida en el más allá.

Realmente una tarde perfecta.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2022 ⏰

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