Estaba mirando al cielo,
y llegó al encuentro.
Como un sueño...
Que acaba sin comienzo.
Tanto tiempo la contemplé,
Que su amor me quemaba.
Brillaba como fuego,
Su cabello rojo.
Sus manos en mi cuello,
El calor del cielo.
El sabor de su cuerpo,
y sus labios, rojos.
Colmado de su belleza,
que a mis ojos cegaba.
Mirandola bajo el cielo, con la luz del sol en su cara;
Y entre todos sus colores, rojos.
