La paródica alegría

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-Toma mi mano.-

-No, está helada.-

-Caliéntamelas.- El rubio le dio esa sonrisa ladeada que tanto le encantaba. No pudo evitar ponerse nervioso e imaginar que cumplía con la petición escondida. Río bajito.

-Deja de joder, Kenny.- Alejó la mano de su amigo con un movimiento brusco.

-Oh, ya veo. Quieres quitarle el título de gran perra pelirroja a tu madre.- Ambos se soltaron en risas, sabiendo muy bien que si el chiste hubiese venido de parte de Cartman se hubiese llevado un golpe. Mientras las carcajadas se desvanecían Kyle entrelazó sus dedos con los de Kenny y le dirigió una sonrisa triste.

-Ken... Sobre lo de el otro día.- sintió como el contrario apretaba el agarre en sus manos dándole a entender que no era el momento.- Está bien.

Kenny dejó caer su cabeza en el hombro de el pecoso y se acurrucó en él. Esto se sentía tan bien, que no cabía en su cabeza cómo era posible no experimentar tales sentimientos con Craig, su novio era detallista, cariñoso, dulce. No es justo. Sabía de primera mano que un amor no correspondido dolía, pero al parecer no corresponderle a alguien el mismo amor que te ofrece era aún peor.
Se preguntaba si acaso Stan se había sentido como él en algún momento, todos sabían que el rubio lo adoraba más allá de una amistad, incluso Kyle lo había notado, estaba convencido de que el azabache sentía lo mismo hasta cierto punto. Pero luego comenzó a salir con Gary, todas las noches durante mucho tiempo se preguntaba entre lágrimas "¿Qué tenía él?" dinero, quizá.

No te quedes en dónde no te quieren.

Ese fue el consejo que le dió Craig y que había quedado grabado en su cabeza. Divagando entonces, no pudo evitar relacionarlos, Stan y Craig eran similares hasta cierto punto. Hacer esa comparación no hizo más que espinar su corazón con impotencia. Era Tucker quién no debía quedarse con Kenny.

~~~

El sabor de la carne ligeramente picante se derretía en su lengua de forma deliciosa, nada podía igualar el sentimiento de morder un taco.
Cuando comía no había espacio en su cabeza para preocuparse por cosas como el evidente desdén de Tweek, estaba seguro de que comer para evitar pensar era un problema, pero podía ignorarlo igual que al resto. De pronto el timbre sonó, estruendoso; era obvio que quien se encontraba tocando de esa manera el botón era su pareja.

Desganado, caminó hasta la puerta, había tenido un día bastante tranquilo y claramente la vida no le iba a permitir tanta paz.

-Hola.- Fue el castaño quién comenzó la conversación.

-¿Puedo pasar?-

-Perdón.-

-¿Qué?- Una mueca de confusión se hizo presente en el rostro de Tweek, mientras los ojos de Clyde evitaban mirarlo.

-Lamento haberte presionado para tener.- Guardó silencio por unos segundo.- Ya sabes... ese tipo de intimidad.- El rubio no podía creer lo que estaba escuchando, de verdad Clyde pensaba que esa era la razón de su comportamiento.

-Clyde, eso no es lo que- No lo dejó terminar.

-Mi actitud fue muy inmadura, espero me perdones y todo sea como antes.- Tweek abrió la boca para rechistar, siendo interrumpido nuevamente.- Tómate tu tiempo para sanar y todo eso, no sabía que los gays teníamos que prepararnos psicológicamente, te amo, adiós.- Cerró la puerta no sin antes abrazarlo y darle un par de palmadas.
Una vez dentro de casa desbloqueó su celular animado.- Gracias Chatgpt.

Yo te diré || CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora