Now you're mine (Sarah Sanderson)

6.

Olive pov.

Corrimos siguiendo a Binx, y dimos hasta una tumba extraña que daba camino hacia las cloacas del pueblo. Primero entró Allison, seguida de Dani y cuando era mi turno me rehusé a entrar ahí.

- Chicos, realmente esto es ridículo.- suspiré cansada por la escapada. - Solo denme el libro y les aseguro que nada malo va a pasar. -

- ¡No! Oíste a Winifred, le hará daño a Dani y a quien sabe cuántos mas niños en Salem. - Max me reclamaba con su cara de tonto.

- Si no se apresuran y dejan de pelear, Butcherson vendrá por nosotros. - maulló Binx.

Se escucharon ramas y el crujido de las hojas secas por el otoño. Billy estaba cerca, más cerca de lo que creíamos. Allison y Dani nos alertaron desde la tumba escondida, pero el zombi fue extrañamente más rápido y tomó a Max de los brazos, alzándolo y moviéndolo de lado al lado. Eso me dio algo de gracia. Pero no podía quedarme solo como una espectadora, tenía que actuar, y vi la manera de quitarle el libro a Max.

- Perdóname por esto Billy. - murmuré para mi misma. Con ambas manos sostuve la rama larga de un árbol, una rama muy flexible. La jalé hasta mi pecho y pude calcular exactamente mi objetivo, golpeando a Billy tan fuerte que su cabeza cayó desprendida, rodando por el suelo, y junto a ella, cayó Max de espaldas, lo que lo hizo soltar el libro. ¡Bingo!
Recogí el libro y salí corriendo. Solo oí gritos de parte de Binx y las chicas para que me detuviera, pero no me iba a detener, no ahora que tengo el libro.
Salí por la entrada principal del cementerio, pero como estaba cerrada tuve que subir por la cerca y saltar. Esperaba encontrarme ahí con las Sanderson, pero para mi mala suerte ellas ya se habían marchado. No me quedaba de otra, tenía que buscar esa planta por mi cuenta. Abrí el libro y una luz muy radiante iluminó el cielo, un viento ligero sopló en mi cara y cuando pude acostumbrarme a su iluminación comencé a buscar información. Habían bastantes hechizos, y hubo uno que llamó mucho mi atención. El magicae maxima. Era un hechizo que otorgaba todo el poder a la bruja que lo conjuraba, sin embargo había una clara advertencia en la esquina inferior de la página. Decía que así como otorga el máximo poder, el hechizo tomaba algo a cambio... lo que más amabas. No vale la pena realizarlo.

Busqué y rebusqué hasta que di con el apartado botánico. La planta que buscaba era una especie de laurel, que yace dentro del bosque prohibido, a unos metros mas alejado de la casa de las Sanderson y cerca de una cascada, la cual está rodeada de cristales mágicos que sirve como punto de reunión para conjuros. Ahora con la ubicación ya puedo ser de utilidad.
Recogí mis cosas que habían quedado en el suelo después de lanzarme de la reja y caminé de nuevo hasta la cabaña. Una escoba me hubiera sido muy útil en estos momentos. Si tan solo pudiera volar una, claro está.
En cuestión de minutos llegué al bosque, y en cada momento estuve mirando el cielo para ver si veía la silueta de las Sanderson, pero no había señales de ellas. Me siento preocupada por ellas, espero que no les haya pasado nada malo, y mucho menos a Sarah. Creo que es la más probable a que le pase algo malo, no digo que sea tonta o inocente porque de ello no tiene nada, solo digo qué tal vez tiene un corazón más noble que Mary y Winifred y en todo caso puede ser más vulnerable.

- Un segundo... ese arbolito de ahí ya lo había visto. -

Así es. Me perdí. ¿Ahora que hago? No se por dónde estoy. Según yo la cabaña ya la pasé y la planta estaba a solo medio kilómetro. ¿Estoy caminando en dirección opuesta o en círculos? No sé, ugh. Mi ansiedad me está empezando a molestar. Lo de menos es que me encuentren, el problema es que si no me apresuro yo habré tenido la culpa de la muerte de muchos.
Mis dedos empiezan a chasquear, y desesperada intento buscar una salida.

Alto. Si el bosque prohibido está prohibido es por algo.

Sonó un crujido. Empecé a mirar a todas martes. Sonó otro aún más cerca.

- Universo no me dejes morir aquí por favor. - murmuré.
Me senté entre las hojas secas abrazada a mis rodillas, y sentí la presencia de alguien o algo atrás de mi. - Mierda.-

Sarah pov.

Estoy realmente aburrida. Winifred no ha dejado de coquetear con el hombre de la carroza. ¿Por qué ella si puede coquetear con quien se le da la gana y yo no?

- Creo que hemos llegado. - olfateó Mary, avisando a Winnie que era hora de detenernos. ¡Al fin!

El hombre de la carroza por poco no deja ir a Winnie, pero ella sabe qué hay cosas más importantes que solucionar.

Bajamos de la carroza y como Olive nos había contado antes habían muchos niños con adornos y disfrazados como duendecillos de esos que luego se cuelan a hacer travesuras en la cabaña. Lo normal.

- Si tan solo tuviera la poción hecha todos estos niños serían míos.- Sonreía Winifred, y Mary y yo empezamos a reír, aunque yo no entiendo porque ese tipo de bromas ya no me causan tanta gracia como antes. Creo que enamorarse quita el apetito. - ¡Caminen! Los muchachos y la tal Traske deben estar por aquí con mi precioso libro. -

- Pero Winnie... ¿como sabes que están por aquí? Podrían camuflarse con esos ridiculos atuendos.- dije yo. Solo quiero que me confirme que Olive puede estar aquí cerca.

- Huele como a ella, huele a la sangre del enemigo.- respondió Mary. Bueno, eso fue suficiente para mi.

Nos pusimos al lado de cada una y empezamos a caminar como de costumbre, de lado al lado.

- ¡Paren aquí! Deben estar escondidos por aquí.-
Paramos frente a una casa algo grande y espaciosa, con un jardín lleno de flores y plantas que olían muy bien. Una mujer estaba atendiendo en la puerta, rodeada por criaturas que pedían dulces. De la nada empezaron a correr hacia la calle, riendo. Creo que... no se ven tan desagradables. De hecho se ve divertido.

- ¡Gracias señora Traske! - gritó un pequeño fantasma.

1/2 publicado. Les quería preguntar si les gustaría estar en un grupo de Hocus Pocus pero ustedes deciden si hacerlo en Whatsapp o en Facebook. Estaré al pendiente de sus comentarios. Nos vemos en el siguiente capítulo.