CINCO VECES NO

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El público gritaba de emoción mientras aplaudía y apoyaba al rematador que acababa de conseguir un punto con un ataque cruzado.

El estadio se encontraba cubierto por aficionados que no paraban de gritar eufóricamente tras ver a su equipo favorito ganar el mundial; aquel jugador de cabello bicolor y rostro sonriente había conseguido la tan anhelada y disputada victoria del mundo.

El equipo festejó, el público festejó y los familiares de los jugadores festejaron; no era la victoria de los jugadores únicamente, era una victoria para miles de personas.

—¡Con nosostros se encuentra Akaashi Koutarou, el jugador recientemente galardonado como MVP! ¡Señor Akaashi, muchas felicidades por este triunfo!

—¡Muchas gracias!

—¡Miles de espectadores y fanáticos de usted y de su equipo están viéndonos en este momento! ¿Gusta decir algo?

—¡Claro! ¡Muchas gracias! ¡Estamos muy contentos y complacidos de haber obtenido este resultado! ¡Por esto, le quiero agradecer a todas las personas que hicieron esto posible y a todos los fans por habernos apoyado todo este tiempo! ¡Realmente este triunfo es de todos nosotros! ¡Nuevamente, muchas gracias y esperamos seguir contando con ustedes mucho tiempo más!

Koutarou sonrió ampliamente durante todo el tiempo que permaneció hablando y, al girar su rostro hacia la reportera, le sonrió directamente. Ella, a manera de respuesta le regresó la sonrisa y se despidió. El jugador se marchó y se retiró a su hotel para descansar y regresar a su hogar al día siguiente.

• • •

—¡Ya llegué!

—¡Bienvenido, pa!

Un joven de cabello gris y mirada calmada lo recibió con un delantal de cocina y una cuchara de madera en la mano.

Koutarou se terminó de poner las pantuflas y abrazó a su hijo.

—¡Te extrañé un montón!

—¡Yo también te extrañé mucho!

—¡¿Viste los partidos?!

—No me los perdería por nada.

—¡¿Asististe a la escuela todos los días?!

—Sin falta. Soy el segundo de la escuela. Pero no te preocupes, es sólo cuestión de que contemplen el último examen y seré el primero de nuevo.

—¡Ese es mi hijo!

Su padre revolvió sus cabellos de manera cariñosa mientras sonreía. Su hijo sólo negaba divertido.

—Ve a darte un baño. La cena está casi lista.

—¡Gracias, ya vuelvo!

El joven mantuvo la sonrisa y continuó cocinando.

Cuando ambos se sentaron en la mesa dieron gracias y platicaron para ponerse al corriente con todo aquello que no pudieron durante la ausencia del mayor.

—Mantuve al tanto de todos tus juegos al tío Keiji.

Koutarou perdió la sonrisa de alegría por un segundo y fue sustituida por una de nostalgia.

CINCO VECES NO [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora