3.

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A pesar de su incierta esperanza de vida, Akaashi había conseguido seguir estudiando incluso, la universidad. Misma universidad en la que Bokuto cursaba el mismo ciclo. Nunca lo diría en voz alta porque eso sería demeritar el esfuerzo hecho por el mismo; pero estaba agradecido de que el de ojos ámbar hubiera hecho aquello únicamente para permanecer el mayor tiempo posible a su lado.

—Y ¿Bokuto? ¿No está contigo?

—Son las 3:00, está en entrenamiento.

—Oh, ¡Cierto, hoy hay entrenamiento! —la chica frente a él apoyó su mano derecha en forma de puño sobre su palma izquierda, reflejando que lo había recordado. Akaashi la miró incrédulo; ella era la manager, ¿Cómo es que lo había olvidado?—. ¿No irás a verlo?

—Hoy no, tengo un compromiso.

—Eso pondrá muy triste a... Espera, no le dijiste, ¿Cierto?

—No.

—Pero, ¿Por qué?

—Porque, de hacerlo, probablemente faltaría a su entrenamiento con tal de acompañarme.

—De verdad que no los entiendo —Yukie, una chica de cabello café rojizo, era la única persona a parte de Bokuto que le hablaba y, por ende, también la segunda persona fuera de su familia y directivos que sabía sobre su estado de salud; la había conocido por el club de voleibol de su universidad y, a partir de ello, comenzaron a relacionarse, permitiéndoles el mantener una relación de amistad. Y, a pesar de que fuera mayor a él, siempre le había exigido que la tratara con familiaridad: "si me llamas por mi apellido me sentiré vieja". Por ello, muy raras veces le llamaba Shirofuku—. Es obvio que ustedes son algo más que amigos —suspiró, triste.

Akaashi no dijo nada al respecto.

—¡Bueno! Debo irme, que te vaya bien en el doctor.

—Gracias, Yukie.

Su amiga sonrió y se retiró hacia el gimnasio donde se practicaba voleibol.

• • •

~¡¿Por qué no me lo dijiste?!

—Tenías entrenamiento.

~¡Podría haber faltado!

—Precisamente por ello fue que no lo mencioné. Además, sólo fue una consulta; nada grave.

~¿Qué ocurrió?

—Un hematoma.

~¡¿Qué?! ¿Dónde? ¿Cuándo te lo hiciste? ¿Estás bien?

—Sí, Bokuto. Estoy bien.

~Iré para allá.

—No hace falta.

~¡Llego en 10!

—Bokut...

La llamada había finalizado.

En cuanto el mayor llegó a su casa, se dirigió inmediatamente hacia la habitación de su mejor amigo y, desde entonces, no habían dejado de hablar.

—Los chicos te mandan saludos.

—Ah, ¿Sí?

—Sí, notaron tu ausencia y me pidieron que te enviara sus saludos.

—Gracias.

—¡Sí!

Esa noche, al igual que las siguientes tres, Bokuto durmió a su lado; esto, debido a que no quería que nada le pasara.

"Seré como tu colchón; no podrás caer porque antes lo haré yo, así no te podrás lastimar".

Akaashi siempre se encargaba de agradecerle todo lo que hacía por él.

• • •

Las semanas pasaron y sus vidas no cambiaron en nada. Excepto que Bokuto tenía una idea rondando su cabeza desde hacía más de 5 días.

—¿Sabes qué sería increíble?

—Dime.

—Que viviéramos juntos.

Akaashi permaneció quieto durante unos segundos antes de mirarlo y comprender que lo decía en serio.

—¿Qué?

—Sí. De esa manera no tendría que ir todos los días a tu casa para ir a verte porque mi casa sería donde estuvieras tú —sonrió. Y eso le quebró el corazón a Akaashi—. ¿No crees?

—Bokuto...

—¿Sí?

No. Lo siento, pero no puedo.

«Hacerte eso».

Su mirada se encontraba en el suelo tras decir aquello, no soportaría mirarlo tras haberle roto el corazón una vez más.

—Entiendo.

Su voz había sido expulsada con temor y evitando que los sonidos de las fracciones de su corazón roto al chocar con la superficie más cercana fueran escuchados por su acompañante.

Los días siguientes no hablaron.

CINCO VECES NO [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora