Cazador cazado

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KYNIGÓS

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel.

Pareja: Stony, Winterwidow, otros por ahí.

Derechos: a ser libres como el viento.

Advertencias: esta es una historia AU, es decir, aquí no hay poderes ni super héroes ni cosas así. Hay un tanto de misterio, suspenso del bueno, con un poco de thriller para más placer. Tendremos escenas no muy agradables y situaciones incómodas, sobre aviso no hay engaño que luego me andan regañando por cosas que ya advertimos aquí, por algo se llaman advertencias. Una historia de encargo.

"Kynigós", palabra griega para cazador.

Gracias por leerme.


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Cazador cazado.


No pretendo ser otro, no

Ni ser a diario un problema

Me anclo y tranquilo aquí estoy

Aunque estar solo me quema

No quiero ser otro, no
Ni prisionero de engaño
Tiemblo y temblar no es vivir
Si por amarte me daño

Jonás y la ballena, Miguel Bosé.



Frontera de Canadá.



Tony se quedó quieto, apenas si respirando, sus ojos fijos en el rostro eufórico de Jonas encima suyo. Pelear no era una opción porque no tenía ni la pericia ni el conocimiento para derribarlo antes de que llegara más lejos. Debía pensar en algo y rápido, por su bien. Cerró sus ojos unos segundos, resistiendo las ganas de vomitar no supo si por el sedante cuyo efecto todavía sentía o porque le dio muchísimo asco el aroma que despedía Jonas. Tragó saliva, relajando su cuerpo para hacerle notar a su captor que no iba a poner resistencia a sus avances, abriendo lentamente sus ojos, controlando el volumen de su voz.

-Aquí no, no es cómodo -murmuró, señalando con su mentón hacia la puerta.

Jonas se detuvo, mirándolo receloso unos segundos, pero convenciéndose al fin por la expresión resuelta que el castaño le dio.

-Está bien.

-¿Puedes cargarme? No creo poder caminar... y sería lindo.

-Claro, mi amor.

Aguantando las ganas de golpearlo, Tony se dejó cargar, rodeando ese grueso cuello con sus brazos, recostando su cabeza sobre el hombro de Jonas, quien sonrió todavía más, besando uno de sus párpados al tomarlo entre sus brazos y subir las escaleras. Los ojos del castaño no perdieron detalle del camino, memorizando cada objeto, cada rincón mientras iban hacia la recámara. Cualquier cosa se podía convertir en un arma fatal de usarla adecuadamente. Acomodándose sobre los hombros de Jonas con este besando su mejilla o su cuello, sus manos apretándolo contra él, Tony armó su pequeño plan de escape, sonriendo al otro cuando pateó la puerta de la habitación.

-¿Mejor?

-Gracias, Jonas.

-Todo lo que sea por ti, Edward, solo es para que tú seas feliz.

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