Capítulo III.

1.1K 12 0
                                    

A las cuatro salí del colegio, y me encaminé a casa. Dejaba los libros cuando sentí ruido y las carreras atropelladas de mis hermanos.

-¡El "convite"! ¡El "convite"!...

-¡Abraham, Abraham!, gritaba mi hermanita. -¡Los volatineros!

Salimos todos a la puerta. Por el fondo de la calle venía un grupo enorme de gente que unos cuantos músicos precedían. Avanzaron. Vimos pasar la banda de músicos con su bronces ensortijados y sonoros, el bombo iba delante dando atronadores compases, después, en un caballo blanco, la artista Miss Blutner, con su ceñido talle, sus rosadas piernas, sus brazos desnudos y redondos. Precioso atavío llevaba el caballo, que un hombre con casaca roja y un penacho en la cabeza, lleno de cordones, portaba de la brida; después iba Mister Kendall, en traje de oficio, mostrando sus musculosos brazos, en otro caballo. Montaba el tercero Miss Orquídea, la bellísima criatura, que sonreía tristemente; en seguida el mono, muy engalanado, caballero en un asno pequeño, y luego "Confitito", rodeado de muchedumbre de chiquillos que palmoteaban a su lado llevando el compás de la música.

En la esquina se detuvieron "Confitito" entonó al son de la música esta copla:

Los jóvenes de este tiempo
usan flor en el ojal
y dentro de los bolsillos
no se les encuentra un real.

Una algazara estruendosa coreó las últimas palabras del payaso. Agitó éste su cónico gorro, dejando al descubierto su pelada cabeza. Rompió el bombo la marcha y todos se perdieron por el fin de la plazoleta hacia los rieles del ferrocarril para encaminarse al pueblo. Una nube de polvo los seguía y nosotros entramos a casa nuevamente, en tanto que la caravana multicolor y sonora se esfumaba detrás de los toñuces, en el salitroso camino.

El Vuelo de los Cóndores ( Pedro Abraham Valdelomar Pinto )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora