Memory | Amilcar & Silithur

I

El viento no paraba de soplar y soplar, su cabello no se quedaba atrás. El cielo estaba grisáceo, dando indicios de que llovería.

Sentía como sus manos se congelaban junto a sus piernas, que temblaban del frío. Pero él no se iría, tiene una misión y no iba a decepcionar a Farfadox.

Comenzó a estresarse. El "Invitado" no llegaba, se estaba tardando más de lo esperado. Oía como en cualquier momento comenzarían las precipitaciones, sin embargo, esperó.

Las gotas no tardaron en aparecer, mojando un poco su rostro. Se las secó sin ningún problema. Lloviznaba, cosa que no le preocupaba, solo quería que él llegara y ya pueda irse en paz.

Vió como a lo lejos venía un muchacho apurado hacia él. Se sostenía el sombrero para que no saliera volando, eso le causó gracia a Amilcar.

Por fin estaban cara a cara. Ni una palabra salió de ninguno. La lluvia no cesaba y el viento paró a la par de sus emociones.

Las miradas cruzaron, el silencio ambientó sus corazones. Cada segundo que pasaba era un porcentaje más de análisis a sus almas, calladas y solitarias. Algo llenaba a ambos, como si se conocieran de toda la vida.

Al fin uno se dignó a hablar, aunque al parecer no tenían problema con quedarse callados.

—Hola. Silithur, un gusto. —Un pequeño hilo de voz salió de la garganta del señor con bigote, con un acento que se podía identificar. La sonrisa se formó en su rostro, demostrando confianza.

—Hola. Soy Amilcar, un gusto, igualmente.  —Decidió sonreír también. Extendió su mano hacia la de él, formando un saludo formal.

Ambos no se quejaban de la lluvia que aumentaba cada vez más, o del frío que sentían, solo caminaban en silencio hacia el pueblo.

Se sentían extraños, como si estuvieran conectados de alguna manera. Había una sensación de nostalgia en ellos, provocando la extrañez en ambos.

—Me resfriaré en cualquier momento. —Intentó romper el hielo para posteriormente, estornudar cubriéndose con su sombrero.

—Sí, yo también. Se está re cayendo el cielo.

—Odio las tormentas. Solo me gustan si no estoy en ellas. —Finalizó, congelando el ambiente de nuevo.

Retumbó el mundo por el potente ruido que iría anterior al rayo que caería cerca del bosque. Ambos corrieron hacia un árbol, refugiándose y obervando como ahora la lluvia era peor. Las gotas parecían piedras con la fuerza que caían.

—Mierda... tendremos que quedarnos aquí un gran rato. —Observó a su acompañante y guía, que parecía tener una mirada perdida desde que se vieron.

—Sí... encima no traje nada para ir más rápido... —Habló decepcionado de sí mismo, ya que no estaba preparado para esta misión de último momento. —Bueno, vamos a esperar. Capaz que Mr. Piola nos da una mano. —Lo miró con una sonrisa, otra vez cruzaron miradas, quedando confudidos con eso que sentían.

Silithur se quedó perdido en los ojos café de su nuevo compañero. Tuvo curiosidad por saber lo que había debajo de ese tapabocas que también cubría su cuello, pero algo sabía, que su mirada le encantaba y le hacía recordar algo o alguien que lo confundía.

Reaccionó. Se dió cuenta que no fue el único que había quedado en un viaje a través de sus ojos. Sin embargo, decidió disimular hablando.

—Oh- ¿Mr. Piola? ¿Quién es? —Sonrió nerviosamente. Una capa de alivio lo inundó cuando el muchacho dejó de mirarlo.

—Es un... Dios. Es un poco hijo de puta, pero es re buena onda.

—¿Como un Admin?

—Como un Admin... —Se quedó pensativo en esas palabras. Su conciencia sabía que Farfadox es el único "Administrador", pero, comenzó otro viaje de nuevo.