Silithur daba vueltas en su cama. No tenía sueño. Practicamente, intentó dormir las suficientes veces como para rendirse.
Solo pensaba en lo que pasó hace unas horas, en la fiesta más rara que había tenido en toda su vida. No estaba abrumado, pero tampoco tranquilo. No estaba triste, pero tampoco feliz. Estaba ¿insatisfecho? Ni él lo entendía.
¿Por qué se preocupaba tanto por alguien que conoció hace una semana?
No tenía una respuesta. Los sentimientos solo estaban ahí, corriendo por sus venas. No podía controlarlos, raramente, no tenía el acceso a eso.
Siempre se consideró alguien estable, con la capacidad de guiar sus emociones para su beneficio. Sin embargo, esta vez era como si estuviera bajo el océano, perdido, con sus pies encadenados a una superficie imperfecta.
Suspiró, tan pesado como cada uno de sus pensamientos. Bajó las escaleras, cuyas crujieron con cada uno de sus pasos. El silencio en la casa era tranquilizante, al menos ahora.
Al bajarlas, se encontró con los dos nuevos dueños de la casa, durmiendo en la mesa, probablemente cayeron dormidos. Habían objetos desparramados por todas partes, incluyendo cartas, un poco de alcohol, ropa, etc.
El Sol entraba por las ventanas, iluminando el rostro de los presentes. El día estaba tranquilo, se notaba en el ambiente y el día.
El de bigote se encargó de tomarse un café y ya por fin, despedirse de esta residencia.
Mientras bebía su pequeño "desayuno", se quedó mirando a los chicos dormidos en la mesa. No pudo evitar analizar cada detalle del lugar, pero algo le llamó la atención.
Un libro; era grande, parecía algo viejo. Sin embargo, sentía que tenía a alguien detrás, apoyando el dedo en su espalda, empujándolo a revisar.
Se acercó. Dejó la taza en la superficie de madera. Usó la yema de su dedo para limpiar el poco polvo que tenía. Al parecer, era un manual de hechizos.
Lo abrió por pura casualidad. Las páginas parecían lo suficientemente viejas para que, de un apretón, se deteroriaran.
No entendía nada. Se sentía un niño de 6 años tomando clases de física cuántica. La letra estaba mal escrita, daba la sensación de haber sido escrita a mano. Sea de paso, el objeto contenía bocetos que representaba cada "hechizo", o eso pensaba él.
Tocaron la puerta. Rápidamente, Silithur dejó el libro y fue a atender. Al notar que eran Killer junto a Rich, abrió los ojos con sorpresa.
Rich no estaba igual de siempre; le faltaba no solo piel, sino también carne en la parte de su ojo derecho. Se veía un esqueleto negro, que raramente tenía un glóbulo ocular del mismo color que el hueso. Resaltaba bastante el iris dorado.
Un sentimiento de extrañez y sospecha invadió al pálido, se esperaba de todo menos ser atendido por Silithur.
—Hola. Venimos a buscar algo que nos olvidamos —habló Rich con tranquilidad. Se movió entrando a la propiedad sin siquiera pedir permiso, en cambio, Killer fue más respetuoso.
Ante esas palabras, el moreno más bajo sonrió nervioso, no pudo evitar pedir disculpas. Posteriormente, dejó el paso al otro. No había podido evitar quedarse completamente en blanco ante la impresión del rostro de su conocido.
Killer buscó casi desesperado el objeto "perdido". Mientras tanto, las botas de Rich resonaban por la cabaña a su vez que se acercaba a Kaky y Vandal, los nuevos en el pueblo.
—Hace cuánto no veo a estos dos —tomó del cabello al de buzo celeste, obligándolo a levantar la cara de la mesa.
El pálido le echó una mirada completamente molesta a su colega. Rich rápidamente se dio cuenta de ese gesto y soltó el cabello de Vandal, luego de haberse dado cuenta de las consecuencias que pudo haber traído esa pequeña acción.
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Memory | Amilcar & Silithur
FanfictionPiolacraft, el pequeño pueblo que se iba agrandando más y más. Amilcar, el que siempre le daba la bienvenida a los nuevos, Silithur no fue una excepción para él. Apenas lo vió, sintió algo raro ¿Lo conocía? [Se shipean solo cubitos, NO los streamers...